Las chicas: El resultado dulce amargo de la venganza

julio 17, 2008

La semana pasada platicaba con una de mis primas. Ella me hablaba de las cosas que su novio hacía y como ella se sentía enojada, dolida y confundida. Ella buscaba que yo le diera un consejo sabio de estrategia para que le devolviera el favor de hacerlo sentirse suela de zapato. Por supuesto que ella ya tenía unas cuantas ideas de cómo desquitarse del cabrón en cuestión, pero quería que con mis poderes de súper cabrona le diéramos forma a tan fantástica venganza. Pero cuando la escuchaba, me sentía identificada con sus emociones, no con las ideas, pero si con lo que sentía. Además podía conectarme con las carajadas que Mr. Bolas hace. Y me di cuenta de que todas nuestras quejas tenían la misma base: ¿Por qué no me haces sentir que soy importante para ti? Cuando le pido a Bolas que actúe de la manera en que yo lo hago, que me haga sentir que me ama de la misma manera en que yo lo hago, lo que quiero es sentir que soy tan importante para él como él lo es para mí. Y al escuchar a mi prima pedir exactamente lo mismo, me descubrí diciéndole que no era de esa manera como ellos nos daban el sentido de importancia. Es más, no somos importantes para ellos en esa forma. Le conté que en la semana Mr. Bolas había tenido dos situaciones difíciles relacionadas con la chamba y su familia, y que se había sentado conmigo y me había contado como se sentía, había pedido mi opinión y la escuchaba atentamente. Y era ahí donde yo podía saber que tan importante era para él. Por que cuando más mal nos sentimos, cuando el mundo apesta, cuando quieres tirarte a la lona, buscas a la persona con quien te sientes segura, a quien sabes que no va a lastimarte, y a la que amas para refugiarte por un momento en la seguridad que ella te da.
Queremos que los hombres nos demuestren su amor de la misma manera en que nosotras lo demostramos (con llamadas, con detalles, con mensajes, con darle prioridad, con incluirlos en nuestra vida), y eso no va a suceder siempre. Codificamos totalmente distinto. Cuando yo peleo con Bolas, veo la misma cara de incredulidad que yo pongo cuando nos explicamos las cosas. Así como yo no puedo entender que no entienda la importancia de que me avise si va a cambiar el plan, él no puede entender que yo quiera que lo haga (Aunque claro que espera mis llamadas cuando me muevo de un lugar a otro).
Así que es una lucha perdida. Estamos hablando de la manera en que la mente concibe la vida, y ahí no hay modificación posible. Entonces podemos desquitarnos, y a lo mejor lograremos un bienestar de 5 segundos, seguido por un malestar de 2 horas, porque al desquitarte estás conciente de que vas a hacerlo pasar un mal rato y aun así eliges lastimarlo. Entonces donde queda todo este asunto del amor que juramos tener. El que ama no lastima, al contrario, protege.
Recurrir a los procesos vengativos (con supuesto propósito educacional), sólo llevan a generar más de lo mismo. Así como la violencia genera violencia, el desquite genera desquite y además va subiendo de intensidad. Al final lo que se obtiene, es exactamente lo opuesto a lo que estábamos persiguiendo.
Cerré la plática con mi prima diciendo que cuando estás en una relación heterosexual, el objetivo es aprender a ver. Ver esas manifestaciones de amor como y cuando son, y dejar de pretender verlas donde jamás existirán: en la réplica de nosotras. Ellos son ellos y nosotras somos nosotras. Y este mundo por demás dual da cabida a que coexistamos en una balanza que a veces se inclinará para acá y nos sentiremos en un estado sublime de compenetración, y otras para allá y será todo menos grato, pero in the end, el equilibrio se encarga de poner todo en su justo lugar.
Sianna

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayyyy! ¿Por qué tu escrito no lo leen quienes deben hacerlo? Las convoco a apreciar esta manera de optimizar las cosas que son y cómo son...no cómo queremos que sean!
Psst! Uds! Sí, uds! Léanlo!

LobadeCiudad dijo...

Ah caray ya no entendi el ataque.
Pero bueno, el hecho es que somos diferentes, aunque lo que debe ser intolerable en la relación es estarse haciendo chingaderas, si no se toleran pos mejor se busca ha alguien mas. Pienso que ay cosas que si puedes transformar de tu relación, sobre todo si es posible negociarlas, y hay otras que no, pero si pesan mas las que no puedes negociar y te lastiman, lo que tienes que preguntarte es si estas feliz así, o te mereces algo mas, o solo aguantas porque te da miedo partir, te da miedo empezar de cero.
Un aullido
Loba

Anónimo dijo...

Que inmadura la que busca venganza hacia su pareja....una relaciòn es mucho mas profunda de lo que se dice que es...en definitiva es una cuestiòn totalmente individual. la felicidad nunca te la darà tu pareja, mas bien es hasta donde estas dispuesta a convivir con alguien sin intentar cambiar nada...y dedicarte solo a disfrutar y ver a tu pareja con otros ojos y no con los ojos de la sociedad.