Las chicas: El club de las viudas pendejas

julio 28, 2008

Ayer pasé la tarde entera con mi madre. Nos reímos muchísimo, y platicamos hasta las 8 de la noche. A esa hora me llevé a mis chamacos a la casa. Estaba acomodándome en mi cama pensando que era delicioso llegar a casa, cuando recibí una llamada de mi mamá diciéndome que había chocado contra un tubo en el piso de cierto oxxo y que si iba a rescatarla. Salí de boletazo a alcanzarla. Llamé a Mr. Bolas para explicarle lo que estaba pasando. Él, como siempre, estaba trabajando y muy ocupado, así que sólo alcanzó a decirme que si mi mamá estaba bien, dije que sí, y me colgó prometiendo llamar después. Minutos después, recibí la llamada del papá de mis hijos que me preguntaba si mi mamá y yo estábamos bien, si quería que me acompañara a resolver todo el asunto. Yo estaba sorprendida. Primero que nada porque él había estado fuera de Puebla varios días, y ya se había enterado (porque llamó a casa para saber como estaban los niños y mi “esposa” le dijo lo que había pasado) y después, porque a pesar del tiempo que llevamos separados, estaba ofreciendo su apoyo. Obviamente le di las gracias por su ofrecimiento, pero no era necesario porque era cosa de llamar al seguro y esperar que lo resolviera.
Llegué a donde estaban mi mamá y mi abuela. El coche estaba mal estacionado, había aceite por todos lados, y ellas se reían de todo lo que les pasaba. Pregunté si ya había hablado al seguro y estaba todo en marcha. Pues no, no estaba nada en marcha, así que nos pusimos en chinga a resolverlo. Las llamadas se hicieron, explicamos con pena que nos habíamos quedado sin aceite y claro que necesitábamos una grúa. Dijeron que esperáramos de 30 a 40 min. a que llegara el ajustador. En ese inter, Mr. Bolas llamó para preguntar como estaba todo. Le di los detalles y me dijo que esperaba salir en una media hora, ¿Qué tal si nos vemos en la casa? O sea como??? Que no iba a venir a alcanzarme??? Como creía yo. Que no veía a que hora había estado llegando y lo poco que estaba durmiendo??? A poco de verdad quería que fuera??? Dije que no, que estaba bien que no viniera. Bolas quería saber si de verdad estaba bien o íbamos a pelear veinte días seguidos por esto. Dije que no. Que estaba bien en serio. Y colgamos.
Regresé al coche y mi mamá está hablando con mi hermano. Cuando colgó empecé a explicarles que todo esto de estar solas resolviendo lo que un hombre haría, nos pasaba por dos razones: la viudez de ellas y mi pendejes. Por lo tanto éramos el club de las viudas pendejas. Pero que esto tenía que servir para reflexiones profundas. ¿Como es que estaba con un Bolas que ni de chiste se tomaba el tiempo para venir a acompañarme, y había dejado al papá de mis hijos que aún con la distancia entre nosotros, seguí ofreciéndose a apoyar?
Con tan profundas reflexiones, momentos de epifanía y demás, pasamos a discutir de la problemática de montarnos en los palos. Mi mamá se había montado en uno y el resultado era el aceite derramado, el coche sin funcionar y la espera de la grúa. Yo me había montado en otro y el resultado era que estaba parada en el oxxo a las 11 p.m. y mi pareja brillaba por su ausencia. Y mi abuela que ya ha olvidado el asunto de los palos sólo movía la cabeza diciendo que por supuesto que motarse en cualquier palo es desastroso.
Así que dimos por cerrada la sesión del club, no sin antes jurarnos cual borrachas que esta sería la última vez que nos acercaríamos a cualquier palo, no importando lo tentadores que parecieran, porque al final el costo es alto y la vida es corta.
He dicho.
Sianna

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Ah, qué andanzas del trío! Ahora entiendo lo que tanto me decía una amiga muy metida en esto del feminismo: "Eso nos pasa por ser CH;P;T's" (Chin...Para...Todo!)
Asustamos a los hombres, caray!"
Creo que ya al menos lo estás considerando a juzgar por el resultado de la extraña experiencia
Oxxiana! ¿Por qué pasan cosas tan raras en esas tiendas?