Crónicas del Palacio: De suegras y otras calamidades!

julio 29, 2008

El nada honroso título de "suegra", es un estigma que nos persigue inevitablemente a quienes hemos casado hijos, el asunto a tratar sería si es lo mismo para la mamá de la mujer como para la del hombre. En mi caso, siempre contemplé, que al tener sólo hijos varones, de mí dependería que volvieran a casa ó se fueran para siempre, y como suele suceder, se anclen en casa de los suegros. Por injusto que parezca, es lo más común!
Recuerdo vívidamente el día que nació mi primer nieto, cuando mi nuera sólo quería estar con su mamá y mi hijo salió a abrazar a su papá...Mi consuegro y yo quedamos solos al final del pasillo observando la escena, y lo único que alcancé a musitar fué que la vida era injusta y con ganas! ¿Acaso es menos meritorio parir un varón? ¿Somos ciudadanas de segunda cuando
los roles con los hijos se nos emparejan? Mi consuegro por su parte, sólo tuvo hijas, y la llegada del nieto varón, no fué motivo suficiente para ser protagonista del alboroto!
Me gustaría relatarles, desde este lado de la barrera, que también ser suegra es toda una proeza y requiere dedicación, paciencia y sobre todo, nunca resaltar para no competir con la nuera, en este caso; si la enseñamos a cocinar el guiso favorito del hijo, él se irá directo a darle una efusiva demostración de lo sabroso que le quedó, como por obra de los ángeles, y una como el Osito Panda, nomás "risa y risa"! Así quedan los dos felices y satisfechos y el
permanecer en el anonimato, nos dará un cierto resplandor que hará validar una y otra vez, que el sistema funciona, y no pertenecer al patético grupo de "brujeres" que rivalizan con la nuera por el amor y atención del hijo en cuestión es motivo de orgullo discreto y personal!
Me ha tocado saber de cada caso, que estoy segura, hará que más de alguno crea que ha sido resultado de la mitomanía, pero hay casos que rebasan por mucho a la ficción y creo que será ilustrativo comentarlos.
Entre las peores suegras que he conocido, está una señora terriblemente racista, cuyo hijito le había heredado los ojos azules y el pelo antaño rubio, ahora oxigenado; era tal su frustración porque su vástago tomó por esposa a una mujer de finas facciones pero muy morena piel, y que, como era de esperarse, su único descendiente salió a la nuera, y a pesar de ser ese, su hijo consentido, esperó a ver si algún otro nieto le heredaba, cosa que nunca sucedió para su desgracia y lo que optó por hacer, fué buscarse un perro de ojos azules, sobre el cual volcó todo su amor de abuela tan celosamente guardado hasta entonces! Ella también figura en el tope de mi lista porque exigía aplausos a la hora de servir la comida...sí, leyeron bien...aplausos! Y pobre de aquél que osara rehusarse! Creo que ella continuó con el uso clandestino de las mazmorras, porque de los pocos que se revelaron a sus caprichos, ya nada se sabe...
Otra de estas creaturas del mal, fué la suegra de uno de mis hermanos, la cual, se hacía celebrar el Día del Padre para ella, en un afán increíble de minimizar el papel del hombre dentro de la familia, como no fuera de zángano, según su juicio, y la Doña, bautizaba cada año al pavo que habrían de comer en Nochebuena, en ceremonia previa y por demás sádica, y una vez que la infortunada ave, había engordado al término, le daba el conocido retorzón de pescuezo; creo que su destreza en tan horrendo sacrificio, se debía a que secretamente la mujer imaginaba a alguno de sus yernos tomando el lugar del pobre plumífero condenado a muerte!
Hecho esto, al presentarlo a la mesa, ponía su acostumbrada cara de mártir, y se ocupaba de que cada uno de los convidados al festín, deseara flagelarse antes para sentirse dignos de tanta dedicación que la señora había puesto en cocinar para ellos; llevaba en una gran bandeja al ya horneado personaje y aclamaba: "Les presento a Don Fulanito! (según el nombre que le haya dado previamente), y... oh! También había que aplaudirle! Estas dos mujeres nunca tuvieron ni la misma época, ni la misma ciudad, por lo que se me hace todavía más indescriptible el que sean tan similares sus comportamientos!
Ambas hablaban de sus adorados retoños como las pobres víctimas que habían caido en manos de tan terribles seres, cuando, la verdad debían haber besado el suelo que pisaban ellos, sólo por el aguante ante tanta aberración!
Estas, son sólo dos muestras de lo que puede una llegar a ser si dejamos que la soberbia nos consuma y, como se dice por ahí, pasemos a ser de esas madres, de las que se dice que una lo es todo, pero nadie dice TODO lo que una puede llegar a ser, ¿verdad?
Así que, la próxima vez que se quejen de sus suegras y digan que todas somos iguales...les pediré
que recuerden que habemos unas menos iguales que otras, ¿no creen?

Penélope

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