Noche de Paz... ¿Dónde estás?

diciembre 29, 2008


¿Cómo debe decirse?"Ooooh! La Navidad llegó!" ò más bien... "La Navidad...llegó! Oooh!"Personalmente, es mi festividad favorita! Creo que paso todo el año esperándola y planeándolo todo, hasta el último detalle!La decoración, galletitas, el menú de la cena familiar, cartas a los que están lejos, abrazos a los que están cerca, y sin embargo, me encuentro con absurdas y patéticas formas que han desvirtuado una fecha tan maravillosa en donde dar y demostrar amor era su fin. Esta es una época realmente particular, porque el consumismo nos arrastra cual tornado. Hay un ataque masivo que nos invita a comprar, a consumir y a celebrar. Y con eso quiero decir las engullidas que damos en comilonas, postres y golosinas con toda clase de bebidas alcohólicas sin medida ni control, que además se utilizan como regalo!
Es aún más difícil para las personas que tienen niños, porque no existe "presa" más vulnerable que ellos!Pero lo más absurdo es el modo en que nuestro tiempo útil se desvanece y al salir de lo cotidianoestamos de golpe ante un conjunto de rituales y costumbres modernas, que al menos a mí, me hace añorar la diaria rutina casera.
Leí hace poco una frase sensacional: "La Navidad es aversiva cuando fractura nuestra costumbre diaria al grado de ignorar en que día estamos!"Las tiendas se ven invadidas por gente enloquecida por el frenesí de las ofertas vigentes, algunascon caducidad inminente, otras verdaderamente absurdas, que dejan claro cuán ignorante puede llegar a ser el comprador compulsivo! Eso de hacer tres horas de fila en el Supermercado cuando anuncian que no se cobrará el IVA,sólo comprueba que se ahorraron $10.00 por hora, puesto que no tomaron en cuenta que ni los alimentos, ni las medicinas lo incluyen, pero se corre la voz y la gente arrasa con el mismo ahínco con que debieran trabajar, y sólo lo explica una sed de aventura que nubla su realidad.
Escuché una encuesta, donde se les pedía a los niños que nombraran tres animales que tuvieran que ver con el significado de la Navidad, y para horror mío, les escuché decir una y otra vez:"El reno, el pingüino y el oso polar!"¿De verdad no hay quién les explique? El arrastrar a los pequeños a las compras decembrinas, donde obtienen gratuitamente el plus de las enfermedades respiratorias, animarlos a pedir sin freno, competir con los demás en lugar de compartir, vivir continuamente amenazados con que no les van a dejar nada bajo el árbol y ser testigo de toda clase de berrinches y pataletas, ha empañado mi brújula navideña.
¿De qué se trata ahora la Navidad?
Basta ver y leer la publicidad que nos invade desde la víspera de Diciembre. Frases ridículas como: "Este Diciembre regala egoísmo!" "Esta Navidad todos quieren ir a Jac & Ray con cerveza al 2 x 1" "Regálate toda la luz esta temporada!" O la tipa totalmente payasa que dice:"Esta Navidad, lo único que quiero, es que sepas lo que quiero!" Es para contestarle: "Pues yo lo que quiero, es que ya no quieras nada!" Tratamientos faciales al 50%, Botox/Dysport al 30%, los transplantes capilares con 20% menos,Tous, Coach, Benetton, Cartier, Mango, Liz Clairborne, Porsche, Hummer, Hugo Boss, Versace,y si de ribete, no sabes pronunciar a Stuart Weitzman ò Kenneth Cole estás de más en el mundo!
Ho, ho, ho...horrible!
Samantha

Como son las despedidas?

diciembre 15, 2008

Existen muchas formas de despedidas; las hay largas y tristes, cortas y sentidas, con un simple adios, una caída de ojos o un profundo abrazo; las hay incluso con una sonrisa y un hasta pronto, o con muchas lágrimas...las hay también fúnebres, solitarias y hasta imaginarias.
En un mundo en el que todo el mundo tiene prisa es difícil tomarse el tiempo para pensar en cuando nos estamos despidiendo de alguien o de algo... pero en realidad siempre lo estamos haciendo, queramos o no.
Qué difícil es pensar que quizá sea hoy el último día de alguien. Que duro es saber que siempre será el día final de alguien y que triste pensar cuantas despedidas se me han quedado en el aire...
Un día de Febrero mi hermano me llamó para avisarme de la muerte de mi tía... hacía más de un año que no la veía y ahora ella se despedía en la distancia dejandome un aplastante mar de cosas sin decir y mil abrazos sin dar...
Me enojé mucho conmigo. Me enojé mucho con el mundo y me dije que no me volvería a pasar, que no me volvería a quedar con las ganas de despedirme de nadie...costara lo que costara.
El 6 de Septiembre hubo otra llamada, esta vez anunciaba fríamente la muerte de mi padre... y otra maldita despedida quedó prendida en el aire... otra vez los abrazos que ya no pueden ser recibidos, las palabras, el último apretón de manos... y la maldita angustia del ya nunca.
Que puedo decir?... odio las despedidas, odio no tener el valor de lanzarme a buscarlas y dejar que lo inevitable me alcance.
Diciembre 2008... Estoy en el 3er round... necesito ir a despedirme de alguien y otra vez estoy paralizada por el miedo...pero no quiero quedarme con los abrazos y con las palabras... en realidad esta vez me conformaría con una última mirada...
Esta vez escribo para mi, para pedirme a mí misma fuerzas, valor, serenidad; para darme a mí misma la oportunidad de crecer y de amar, para ganarle al tiempo y pasar por encima de las despedidas no dichas...
En efecto...las despedidas son tristes, pero lo son más aquellas que nunca se realizan.

Taldira

Los milagros de la navidad


No lo puedo creer!

En verdad que he quedado anonadada, harto sorprendida y …no se que más.

Estoy acostumbrada a que mis conocidas, algunas amigas y en general el género femenino no concuerde con mi manera de pensar con respecto a las relaciones de pareja.

Son muy pocas las que, igual que yo, consideran sino que el romance es un estado pasajero de demencia o que el enamoramiento se cura como un catarro, por lo menos que todo este rollo es una bonita utopía a la que la mayoría aspira pero casi nadie concreta, por lo menos en el largo plazo.

Pero imagínense mi shok, cuando fue un amigo el que de manera categórica me salió con: “lo que dices no es cierto, donde queda el corazón, que pasó con los sentimientos”, casi casi se abrió la tierra y me tragó enterita.

En fin, esta declaración, me ha puesto a pensar en el por que de mi total seguridad con respecto al fracaso inminente de cualquier relación.

Tengo muy claro que cada quien habla de la feria como le fue en ella y es por eso que mi actitud y manera de pensar denota que me ha ido de la chingada, pero quiero aclarar algo, así me ha ido a mi y no con eso creo que a toooodos les irá igual (esto es solo para no crear pesimismo), estoy convencida de que por más que se “cultive” una relación, como plantita con todo y sol, sombra, agua y nutrientes, en algún momento se la va a cargar el payaso y ya valió, por eso hay de dos: o vivir el momento con singular alegría y felicidad buscando se muy optimistas o de plano pasar al lado oscuro y abrazar el cinismo como filosofía de vida, yo opté por la segunda.

A pesar de todo esto y de que creo muy difícil que algo o alguien me hagan cambiar de opinión, es muy grato encontrar aún alguien que de verdad, sin pose, confía en que todo puede ser maravilloso, cree que la vida en pareja es algo muy lindo y que los sentimientos y el corazón son importantes.

Esta es una de las paradojas de mi existencia, como con todo mi grado de cinismo, me puede “conmover” dicha declaración, no lo sé, tal vez sea parte de uno de los milagros navideños.

Lo único que esta situación me confirma es que no estoy tan equivocada al escoger a mis amigos, que todos y cada uno son maravillosos, ricos y cuentan con una infinita capacidad para sorprenderme, que me enriquecen y alegran, que me enojan y provocan que busque reconciliarme con ellos, que son insustituibles, únicos y muy preciados.

Diablos!!!!!, si encontrara a alguien que fuera como todos mis amigos, seguro regresaría al buen camino, pugnaría por la monogamia y aseguraría que el amor y las relaciones amorosas no están destinadas al fracaso.


SAV

ENTRE EL PRÍNCIPE AZUL, EL SAPO Y EL GATO CON BOTAS.

diciembre 08, 2008

Parte 1/3
Pensar que los hombres, no la humanidad, sino el género masculino, encuentra sujeto su devenir personificando los personajes de un cuento, para acabarla de joder de: ¡hadas!; y aún cuando esto hiciera parecer nuestra existencia, como hombres, una cosa de cuento, la verdad es que no lo es, pues nos las pasamos mudando de máscara y brincando de aquí para allá hasta que a veces ya ni recordamos quines somos, que somos o como somos.

Aunque pudiese parecer cómico, en realidad convierte nuestra existencia en una especie de parodia de tanto en tanto: ridícula, en ocasiones dramática y en el peor de los casos obscena, ¡ja, ja, ja!, y pese a ello y a mi condición de varón no tengo más remedio que reír, a fin de cuentas nos gusta participar en la historia o cuento de nuestras parejas interpretando dichos papeles, conciente o inconcientemente (para ser justo, en el cuento que construimos con nuestras parejas).

Posiblemente no creas absolutamente un bledo de lo que he dicho; pero para muestra un botón: hace ya mucho tiempo platicando con mi hermano, me comentaba la hipótesis del “trueque”, a la que desde éste momento nombraré “el trueque macabro”, puesto que sus consecuencias son macabras. Según uno de los amigos de farra de mi hermano las relaciones de pareja están construidas sobre un trueque, un trueque que los participantes han aceptado, pero que no conocen, más sin embargo esta dictado por la naturaleza de los géneros. Bien, bien, no la haré más de emoción, el “trueque” consiste en lo siguiente: “mientras el hombre da romance, la mujer a cambio entrega sexo” y viceversa.

Naturalezas distintas, distintos intereses, ¡vaya!, no quiero decir que a las mujeres no les guste el sexo, ni que los hombres seamos como piedras, si no que mientras que para las mujeres (no todas, pero sí la mayoría) la necesidad sexual nace de una necesidad afectiva, para los hombres nace de una necesidad visual, en pocas palabras, nos comportamos como mujeres a la hora de comprar un vestido, me gusta… ¡lo compro!

Es decir, hay que jugar al PRÍNCIPE AZUL si es que queremos el premio mayor, mientras la princesa no escala al nivel de REINA, nosotros los hombres somos un dechado de virtudes (comprensivos, cariñosos, y prodigamos a nuestras parejas toda clase de atenciones, flores, llamadas que se extienden por horas y horas, tarjetas, dulces y chocolates (últimamente en declive por cuestiones dietéticas), salidas a comer o cenar o al cine, todas ellas encaminadas a solventar la necesidad romántica de nuestras parejas o en términos biológicos, al ritual de cortejarlas (pese que en este caso la analogía no aplica del todo, puesto que las mujeres no solo evalúan el potencial reproductivo o de protección; además tenemos que llenar su necesidad romántica o su deseo de protagonismo: requieren sentirse no solo únicas, sino la ÚNICA).

Posiblemente a muchos de ustedes les parezca esto ofensivo, sin embargo pese a todo es necesario reconocer que es la verdad; esta dictado por nuestra naturaleza, sí, es algo que traemos programado y de los cuales pocos de nosotros podemos sustraernos, aún y cuando seamos concientes del “trueque”, el cuál bien visto, parece el mayor de los engaños, y si lo asumimos concientemente (los hombres) es bochornoso e incluso hasta denigrante, quien querría engañar a otra persona con la cuál además existe un vínculo afectivo (positivo, AMOR) con el único fin de satisfacer su necesidades, además bastante pueril, la necesidad biológica de tener SEXO; así que bien visto a veces es mejor pretender que no es cierto o que cuando menos desconocemos su existencia.

Y es que como hombre (aún y cuando bastante racional y poco machista), me es casi imposible mantener un nivel de atenciones y cuidados para con mi pareja en la misma intensidad y nivel que cuando recién nos conocimos e iniciamos nuestra relación; en gran medida porque no esta en la naturaleza de los hombres volcarnos en nuestro lado afectivo y en cambio nos sentamos a nuestras anchas en nuestro lado racional en donde todo se sopesa en función de la utilidad o practicidad, y el romanceo termina por convertirse en una actividad desgastante, falta de encanto (ya tenemos el premio), y bastante demandante puesto que requiere de gran creatividad, no es fácil sorprender a nuestras parejas sino hay trucos nuevos, o si estos se repiten con demasiada frecuencia. Además hay que agregar, que la expectativa de nuestras parejas siempre resultan ser mayores que nuestros esfuerzos, llenar la necesidad romántica de nuestras parejas, es como intentar llenar un pozo sin fondo, al que además habría que considerar seriamente no alentar, puesto que convierte su necesidad de ser ÚNICA en verdadero hoyo negro, ¡ja, ja, ja¡.

Así que de la noche a la mañana y bajo el influjo de un beso (literalmente) el ordinario y de ordinario: SAPO, decide convertirse en el PRÍNCIPE AZUL, ¡ah!, el SAPO el ordinario SAPO, ese es el siguiente personaje que conviene visitar, ahí donde habita de común… sí en su charca…


DEMOS T. NESS
“El miedo anidó en mí y entre sus alas viví…”

Fragmentos

Toda persona debe tener un lote especial en el cementerio donde enterrar las faltas de los hijos!Existen abismos enormes entre la generaciòn de mis padres y la mìa, y desde la mìa a la de mis hijos, yà por no mencionar los que les esperan a mis nietos! El otro dìa una persona de mi familia, se quejaba de que era muy difìcil entender las preocupaciones de otra persona,porque al menos ella, estaba absorta en las propias. Para mì fuè pràcticamente una bofetada, al menos una pedradotaporque mi tema de conversaciòn puede iniciar con el color de pintura que elegì para las paredes de mi casa y cuando vengo a ver, estoy enmedio de una acalorada discusiòn por una de tantas conductas polèmicas de alguno de mis hijosDe hecho, uno de ellos me echò a la cara que èl no podìa meterse a mi mente para saber lo que yo estaba sintièndo,entonces, ¿por què yo sì me doy la oportunidad de pensar còmo se siente èl? ¿Es acaso otra de esas verdades a medias con las que me criè? Siempre he creìdo en la intuiciòn femenina y que se acrecenta en cuanto se trata de los hijos. Yo sì era capaz de tener un presentimiento a la distancia cuando alguno de ellos se golpeba, ò se iba a enfermar, y cuando volvìan a casa y les preguntaba què pasò, ellos, con los ojos desorbitados querìan que les explicara còmo lo supe...no lo sabìa, lo intuìa!Cuando era chica no existìa el concepto de autoestima. Posiblemente, los que eran padres en ese entonces sabìan que su deber era hacer de sus hijos personas de bien, el modo de lograrlo justificaba cualquier sistema correccional por arcaico, cruel ò desmesurado que ahora parezca, y sin embargo el respeto hacia nuestros mayores, no sòlo familiares, sino tambièn maestros, era infranqueable, y el lema era simple: "Porque lo digo yo!"Què lejos quedaron esos tiempos! Los jòvenes de hoy estàn envueltos en conductas altamente groseras y no muestran respeto por nada ni por nadie en su gran mayorìa! Y los que acaso aùn conservan el barniz de los valores que suelen ser importantes para las generaciones pasadas, deben reprimirse para ser aceptados dentro de su cìrculo de amistades ò conocidos. Tal vez por eso han perdido la capacidad de asombro, la ilusiòn y la tolerancia a la frustraciòn...Dicen que fuè nuestra culpa...Dicen que los sistemas familiares rígidos propician la baja autoestima. Padres y madres sobreexigentes, que quizás no les digan palabras duras a sus hijos, pero que los hagan sufrir el fracaso. Por otra parte, habìan también quienes con indiferencia condenaban a sus hijos al conformismo, los acostumbraban a la falta de logros. Ahora que son adultos, se preguntan por qué ellos nunca lograron conseguir sus metasSè que hay en mì una tendencia a quejarme, olvidándome de todas las bendiciones y bondades recibidas, pero no logro desprenderme de las acciones tomadas por mis hijos adultos, con la sensaciòn de que no supe guiarlos.Si un padre amoroso jamás lleva a sus hijos por caminos que no tienen propósito, de què sirve quejarme y murmurar!Tal vez, sea la forma que encuentro para recolectar los pedazos en los que queda roto mi corazòn cada vez que los veo tomar desiciones que nada tienen que ver con mis principios, valores ò expectativas, unir trocitos una y otra vez,con la perseverancia que debe incubarse dentro nuestro al gestar a los hijos.Creo que el amor hace que las piezas rotas tengan su propia belleza, como las obras de arte guardadas celosamente en los museos y que al paso de los años han ido rompièndose, gastàndose, incluso perdido parte de ellas y no por esopierden su valor, creo que lo acrecentan!Es extremadamente raro encontrar objetos antigüos que no estén rotos. En realidad, algunas de las piezas más preciadas del mundo son sólo fragmentos que permanecen como un sagrado recuerdo de un glorioso pasado...Asì debe ser el corazòn de quienes tienemos hijos...A màs roto, màs valioso porque ha vivido experiencias que lo enriquecen, y dejan su huella en ellos! Rompièndose para embellecerse! Es posible mejorar a causa del quebranto...Es posible que sus cicatrices sean estrellas...Basta voltear al cielo de noche para ver el legado de cuàntos seres han querido a sus hijos!
Penélope