Las chicas: El misticismo de Sianna

Cayó en mis manos un libro que habla de reencarnación. Siempre he sido escéptica en general a cualquier teoría acerca de lo que pasa después de la muerte. Durante largos años de mi vida, y a causa de la muerte de mi padre, la idea de ponerme en contacto con los muertos fue una obsesión. Había tantas preguntas que quedaron sin respuestas a su muerte. Psicológicamente hablando, quedó un fuerte sentido de abandono en mí que ha ido marcando profundamente muchas de las decisiones que he tomado.
El punto es que todo el planteamiento del libro ha venido a despertar muchas inquietudes. ¿Qué pasa con nosotros cuando ya no estamos en este mundo? ¿Existe el más allá o es mejor pensar en el más acá? ¿Reencarnamos muchas veces y cada vida es distinta de la anterior? ¿Esto no tiene fin? ¿O existen planos espirituales a los que vas accediendo de acuerdo al desarrollo que vas adquiriendo?
Miles de preguntas… ninguna respuesta determinante y contundente.
Lo que si me parece digno de ser tomado en cuenta con esta propuesta de la reencarnación, es que todos los seres que nos rodean, se mueven como en manadas por las vidas. Que continuamos relacionándonos con esas mismas mentalidades al pasar del infinito tiempo.
Mientras leía todo esto, mi mente y mi espíritu empezaron a aquietarse. Si en esta vida ese alguien no está conmigo por el tiempo que yo quisiera, si me queda esta sensación de que todavía hay cosas por compartir con ese ser, y si es cierto lo de las manadas, entonces en realidad nunca dejamos las relaciones, cuando mucho las ponemos en una larga pausa. Pero en algún punto, más adelante, nos volvemos a encontrar y retomamos justo donde dejamos las cosas. Seguramente la forma en que se presenta esa relación es otra, pero el eco de las mentes continúa. Es la vibración que emites la que se contacta con la que emite el otro. Cómo codificamos esa vibración genera ya sea una música maravillosa, o de plano una canción de rap, pero el encuentro se da.
Hace unos días me tocó conocer a una chava (vidente- médium- tarotista) y cuando entré a su casa me sentí totalmente a gusto. Después de unos minutos de estar juntas, ella me dijo que le daba la idea de que ya me conocía. Yo sentía lo mismo, pero estaba segura de que no la había visto nunca. Le dije que yo creía que no era que nos conociéramos, sino que había habido una profunda identificación y eso era lo que producía la sensación de llevar mucho tiempo juntos. Ella estuvo de acuerdo. Lo siguiente fue una experiencia intensa. Me habló de Bolas, me habló del padre de mis hijos. Me retrató los pensamientos que tengo tiempo manejando sobre ellos dos. Me confrontó fuertemente con mis miedos. Y obviamente, me mandó a tomar acciones.
A esa reunión, también fue una de mis primas. A ella le pasó muy similar a mí (Esta mística es extremadamente confrontativa). Estábamos en shock. Cuando salimos, mi prima me preguntó si yo creía que ella viera el futuro o destino, o como quieras llamar. Yo lo pensé cuidadosamente. No. Definitivamente no creo que exista tal cosa como un destino escrito e inalterable. Lo que creo es que esta chava, tiene la habilidad de ver lo que está de por si en tu mente, y que lo que realmente hace es ponerte frente a lo que tú ya sabes y no dejarte desviar la mirada hasta que tomes conciencia de que tienes que enfrentarte.
Al pasar de los días, he ido enfrentándome a ratitos con la toma de decisiones. Analizo mucho todas las ideas que me llegan. Reconozco el profundo miedo que siento. Y luego, regreso al estado latente.
Pero al pensar que en realidad no voy a perder a nadie, que no va a desaparecer la música, y que lo más que puede pasar es que tenga un largo intermedio, decidir ya no es tan aterrador.

Sianna