Las chicas: En el reencuentro de Sianna

junio 05, 2009

La página nació por mi necesidad de explicarme la relación con Mr. Bolas. Mr. Bolas ha muerto y aparentemente todo mi deseo por escribir también. He intentado sentarme en numerosas ocasiones pero lo único que encuentro frente a la hoja en blanco es un profundo vacío y un gran dolor. Perder a Bolas me ha llevado a un camino de autodescubrimiento (que no le deseo a nadie porque está del carajo), a crisis profundas, a cuestionar todo lo que he creído como cierto durante un largo periodo de mi vida. Así que me encuentro en este viaje, tratando de frenar la inercia de mi vida, luchando con mis impulsos ( a los que ahora reconozco como fuente inagotable de problemas), rescatando de entre los escombros que esta relación dejó, el famoso aprendizaje que todos los que están a mi alrededor me prometen que voy a encontrar.
Me levanto y trabajo, funciono en la vida que me construí, disfruto a los torbellinos y me rodeo de las chicas, y sigo buscando el botón "de adelantar" para ver si en un descuido brinco de capítulo y deja de doler.
Camino y me cuestiono todos los porqués que se me ocurren. Utilizo mis mejores argumentos, todos aquellos que me permitan sentir que queda algo de lógica dentro de mí. Y al final reconozco el terrible vacío que Mr. Bolas dejó.
No lloro. No me tiro al drama. Y no permitó que el vacío me trague. Sigo respirando y me agarro con todo mi ser al profundo deseo de que esto traerá algo mejor. Y con la fe que había dejado de lado en mi vida por no considerarla importante, espero que mañana duela menos.
Sianna

Barbie apesta a licor

marzo 18, 2009

No sé si es una antipatía natural o inquina acendrada por su mundo tan vacío y frívolo. Tal vez, porque pienso que ella es una oportunista de lo peor, una zorra que esconde sus cascos ligeros bajo medias de seda y zapatos de tacón. Su mundo es tan exacto que siempre usa la ropa, los accesorios y el equipo adecuado para cada ocasión. Si va a la playa lleva el bikini perfecto, sus piernas largas y bien torneadas, lentes para el sol, sombrilla multicolor, toalla afelpada y la hielera con la coctelería más exótica. Si va de compras el traje sastre elegante y a la vez, casual –permítanme que me tire al suelo de la risa con esta palabra-. Si asiste a una fiesta se cala el vestido de princesa, collar de perlas, la diadema con brillantes recogiendo el pelo largo, sedoso y cepillado. Es dueña de un guardarropa verdaderamente extenso. A veces, también va al campo, entonces, usa pantalones vaqueros deshilachados con unas caderas que te pones a aplaudir, sombrero de paja, prismáticos, mantel a cuadros rojos y canasta con la vajilla campera. No la soporto. La coquetería y la seducción son sus consignas. Es tan “cool” –nuevamente me río un rato largo- que odio a la muñeca Barbie y tan bien al chulo de su pareja el tal Kent.
Ahora, por su aniversario número cincuenta, la abuela que todo adolescente quisiera tener –no sé si capten mi morbosa ironía-, este símbolo de la belleza universal –vuelvan a captar el doble filo- fue motivo de una gran celebración en una lujosa residencia en Malibú cerca de Los Ángeles. Para que le cantaran el feliz cumpleaños por sus cinco décadas apareció mejor que nunca, nada de volverse rechoncha y fofa por el azote implacable del calendario. Ahí, la recibieron con una gran alfombra rosa y toda la decoración en el color emblemático que distingue a la sensual y famosa siliconeada, lo digo sin mala leche y de manera literal. A la fiesta invitaron a más de trescientas personas y había dos pequeñas salas donde se iban recibiendo a las personalidades convocadas. La casa era un auténtico museo. Había un espejo enmarcado con sesenta y cinco muñecas en traje de baño reproducción de las primeras que salieron al mercado el 9 de Marzo de 1959. Como pasarela de teibol mostraron todas las versiones: la militar, la enfermera, la muñeca original de hace cinco décadas junto con la nueva puesta a la venta por Mattel la semana pasada. En el dormitorio había maquillaje con la marca de la nena y una agenda con la tarea pendiente de “llamar a Kent”. También, los recetarios para hacer pasteles en una cocina que desembocaba hacia una enorme piscina. Pero las excentricidades no acaban ahí. Hubo un desfile de modas a cuenta de grandes diseñadores que decidieron homenajear a la famosa muñeca vistiendo a sus modelos con el look de Barbie. El desfile se abrió con una preciosidad de carne y hueso en traje de baño, seguida de un poni rubio –en este mundo no se puede decir bayo- harto insufrible. Los que firmaron la ropa eran Tommy Hilfiger, Calvin Klein y Vera Wang.
Termino de enterarme de tanta fastuosidad y me doy cuenta que las mujeres de color oscuro, de menos de uno setenta de estatura, con llanta de refacción integrada a la cintura y rasgos que no sean anglosajones, no tienen derecho a la felicidad. Alguien que no sea como la muñeca y su novio, amante, o lo que sea el tipejo ese, ni puede ser moderno, ni aceptado, ni nada. Por supuesto, todos los habitantes de San Bernardino Tlalancaleca están automáticamente descalificados. Para ahogarse de la risa una adaptación de andar más aquí abajo, probando el sabroso mundo de las luces y las sombras, el de la alegría y el dolor, el orden y el desorden, la riqueza y la pobreza. Entonces, tal vez, aparecerían modelos como “Barbie apesta a licor”. La publicidad impresa en la envoltura sería de lujo: Versión borracha en el antro. Viene despeinada, con el escote abierto y el rímel corrido. Incluye botella de tequila para que brindes con ella. O qué tal, “Barbie secuestradora”. Incluye pistola, petición de rescate y solicitud de extradición del gobierno francés. Por cierto, me detengo y evoco a la primera dama de la Galia, un pedazo de mujer llamada Carla Bruni, esa obra suprema del domingo bíblico sí que es una Barbie no de Mattel, sino de ensueño.


J.A. Luna

Las chicas: And the oscar goes to...

febrero 26, 2009

Mi tía Jolines/Olé, siempre ha dicho esta frase que me encanta: “Los hijos criados los males doblados y casados redoblados”. Me impresiona muchísimo el proceso de la cabeza materna. Pasamos los días en un vaivén de ideas que van desde: ¿Estoy haciéndolo bien? Hasta “mejor los regreso por donde vinieron”. Hace poco platicaba con un amigo que es papá y él decía que los hombres no están analizando constantemente su rol como padres, que de hecho ellos hacen lo que tienen que hacer y moving on, pero que nosotras pasamos la vida pensando que damos mucho, poco, nada; que somos barcos, hitlers, o gandhis. Tiene toda la razón. Observo a los torbellinos y me doy cuenta del profundo amor que siento por ellos, me siento orgullosa de los niños que son y me encanta escuchar a la gente que dice que están muy bien educados. Pero a la primera señal de alteración, paso de vivir en el paraíso al meritito infierno. Si llego y torbellina se hizo pipí, o si torbellino está más sensible que de costumbre, entonces empiezo: “Será que no he estado tiempo suficiente con ellos? O ¿estoy demasiado pendiente? ¿Será que no les he dado lo que debo? O ¿Estoy dándoles demasiado? ¿Será que los límites no son correctos? O ¿insuficientes? Y de ahí pal real. No pudo dejar de sentirme asustada pensando todo lo que puede salir mal con ellos. Cuando estaban en mi panza el miedo es que estuvieran sanos, que no se adelantara el parto (mentira había días que hubiera pagado por un incubadora porque dormir, comer y respirar eran un suplicio) y que el proceso de parirlos fuera perfecto. Cuando estuvieron afuera fue que si la intolerancia a la lactosa (que hoy sé que era la intolerancia a la angustia de su madre lo que los traía locos), que si no se fueran a romper, que no se ahogaran, que no me odiaran, que supieran quién era yo, que me sobrevivieran con 80 horas de terapias. Y ahora que tienen 7 y medio y 3, es que estén sanos, que sean aceptados, que se sientan amados y respetados, que no salgan traumados pero tampoco unos buenos para nada, y así podría seguir 3 párrafos más.

Y yo me consolaba pensando que algún día crecerían y dejaría de vivir preocupada por ellos, y sorpresa… Veo a mi mamá que tiene 3 hijos bastante vejestorios y sigue preocupándose por lo que vivimos. Sigue siendo ella el puerto al que corremos cuando las cosas están feas. Sigue siendo la confidente, el apoyo, y seguramente sigue con los insomnios, con las preguntas, con la zozobra de si lo hizo bien o mal.

Así que esto de la maternidad es el cuento de nunca acabar. Y todo esto me lleva a preguntarme ¿Es así la cosa? O ¿Será que tenemos mal entendido el asunto maternal? ¿Hasta dónde podemos hacer por ellos? ¿Hasta dónde nos toca sólo acompañar y estar tras bambalinas por si nos necesitan? ¿Cuál es el punto medio de la maternidad?

Como soy mamá de nuevo ingreso, no tengo respuestas, tengo ejemplos de las que yo considero grandes madres. Y tengo a mi mamá. Recuerdo los regaños, y la vez que nos agarró a mi hermano y a mi con un cinturón de pendejuelas, pero también recuerdo las mañanas de navidad en su casa y tenerla junto a mí a las 6 am abriendo juguetes, las tardes en que hacíamos galletas en la cocina, el despertar en la madrugada muerta de miedo y correr a meterme a su cama para que ella ahuyentara a los mounstros. Recuerdo las tazas de café cuando ella me podía escuchar hablar 20 horas seguidas sobre el amor de mi semana. Recuerdo su sonrisa y sus palabras “tú puedes”. Y más que nada, recuerdo su amor infinito e incondicional. Hasta nuestros días, no importa que haga, cuanto me equivoque, cuanto me asuste, sé que ella siempre estará junto a mí y me dirá que todo va a estar bien. Y eso es precisamente lo que quiero que mis torbellinos puedan sentir. Por que si hay “Oscar” a las mamás, la mía lo ha ganado 33 años consecutivos.

Y pienso en los zapatos que tengo que llenar… Y más me vale arreglarme los callos, comprar los calcetines adecuados, sacarme la uña enterrada, usar lotrimin pal pie de atleta y dar el salto de fé.

Así que aquí voy.

Sianna

Analizando las relaciones con el ojo de la astrología

febrero 23, 2009

Parte 1 de 3
La naturaleza de una relación puede abarcar numerosos niveles, algunos conscientes y otros subliminales. Las motivaciones ocultas y las lecciones kármicas se esconden a menudo justo por debajo del límite de la conciencia. Como consecuencia de ello, los dos miembros de la pareja se pasan mucho tiempo y hacen un gran esfuerzo por suavizar esos puntos bastos que no siempre son tan evidentes. Cada individuo posee una personalidad con numerosas facetas que se mezclan con las cualidades de otro y que, en último término, son las que definen la «relación» total.
Es importante aceptar el hecho de que no todas las relaciones funcionan. Sin embargo, todas ellas existen por alguna razón, y cuando comprendamos mejor por qué existe una relación, tanto mejor podremos comprendernos a nosotros mismos. Algunas relaciones parecen ser kármicas por naturaleza, otras, en cambio, son más físicas o emocionales. A medida que estudiamos los diversos aspectos existentes entre las cartas de dos personas, el avance y el retroceso de la marea del amor revela hasta qué punto nuestras ataduras emocionales son en realidad espejos de nuestra conciencia en formación.
EL IDEAL COMPATIBLE

Uno de los mayores misterios de la vida es la experiencia de amar a otra persona. Desde hace eones, la gente ha tratado de definir y comprender las profundidades de la simplicidad del amor. Conocemos el amor íntimo de una persona por otra. Experimentamos un amor por la naturaleza. Sentimos amor por las cosas materiales. Sentimos amor por la familia y los hijos. Nos hemos visto envueltos en el amor por Dios y por la vida misma. Todas éstas son distintas formas de amor y, sin embargo, todas ellas son lo mismo de un modo sutil e intangible. Un hilo de continuidad une todas las formas de amor, de modo que las diferencias se basan más en el objeto amado y en la calidad del amor mismo que en la esencia básica. Sabemos que cuando una persona siente amor por otra es capaz de sentir amor por otras cosas en el universo, ya que el centro del amor se halla abierto. Cuando un individuo siente un gran amor por la vida, es capaz de amar todas las cosas..., ¡pues amar algo es el fundamento para amarlo todo!
La definición contemporánea del amor puede ser confusa. A veces, confundimos la pasión con el amor porque malinterpretamos la diferencia entre el impulso sexual y el sentimiento. La pasión excita la personalidad. El amor eleva el espíritu. La pasión es poder. El amor es el único poder que puede vencer a la pasión. Cuando las personas sólo se relacionan por medio de la pasión, pueden experimentar una secuencia volátil de emociones, lanzando al viento todo sentido ético y toda conciencia. El amor es mucho menos excitante, pero tiene un valor inconmensurablemente mayor, porque su esencia es una serena fuerza de sustentación que se alimenta del alma, llenando y suavizando los espacios vacíos del propio ser, aportando al individuo un sentido de plenitud.
El amor tiene en sí mismo la capacidad de completar el rompecabezas de la vida, solventar los enigmas de la mente y dar sentido a experiencias aparentemente inconexas. Es la única fuerza capaz de armonizar al ser humano consigo mismo.
Cuando un ser humano alcanza una armoniosa comprensión de sí mismo, tiene tendencia a crecer más en armonía con todo el amor existente en el mundo. Puede entonces iniciar el recorrido por el camino que le llevará a convertirse en un ser divinamente espiritual. El estudio de la compatibilidad astrológica puede ayudarnos a recorrer ese camino, pues la carta astral misma nos señala la forma de comprender hasta qué punto somos parte de la fuerza divina que guía y mueve nuestras vidas. Nadie puede experimentar amor por otro y estar en discordancia consigo mismo.
Cuando una persona se completa a sí misma a través del amor por otra, entra en juego un tercer factor. El universo parece inclinarse para realizar y cumplir los objetivos de ambos. Las situaciones difíciles se transforman en fáciles. Los obstáculos desaparecen milagrosamente. Una profunda sensación de sentido empieza a florecer a partir de dos tallos entrelazados hacia una unicidad universal. Cuando nos damos cuenta de que el amor se manifiesta a través del arte, la música, la poesía, la forma, el diseño, el sentimiento, la naturaleza, la sabiduría y todos los niveles de la comprensión, entonces resulta fácil comprender cómo las relaciones, o el descubrir y compartir el amor con otro, son las verdaderas joyas de la vida.

Continuará...

YOLA

Y LLEGÓ EL 14 !!!!! Y GRACIAS A DIOS SE FUEEEE!!!!


Que monada!!!!, otra vez llegó el 14 de febrero y como cada año todos o casi todos nos volcamos en una serie de compras y tareas para agasajar, convidar, recordar, amenizar o lo que sea, a aquella “persona especial” que ocupa nuestros pensamientos y sentimientos.

La verdad es que para mi esta fecha es una reverenda payasada, comenzando por que para mi, no hay una persona especial, hay muchas y no solo las recuerdo o tengo que festejarlas una vez al año.

No sé por que se ha arraigado tanto la fecha, si de entrada, no pertenece a nuestra idiosincrasia; ese día vemos infinidad de parejitas románticas llenas de miel; los globos, flores, chocolates, perfumes, discos, libros, joyas y demás muestras del graaan afecto que se profesan mutuamente son la constante.

Pero…¿de verdad es por cariño o amor o solo por cumplir con la fecha?.

Creo que el rollito este del 14 de febrero esta bien para pubertos empalagosos, por eso no entiendo ¿por que hay tanto adulto todavía con estas ideas en la cabeza? Conozco gente, sobre todo del género femenino, que si para el galán pasa desapercibida la fecha arman unos panchos de Santo y Señor mío.

La verdad es que, seamos sinceros, a muchos de los que se les da eso de los súper detallazos en Valentine´s day es por que traen más cola que un dragón chino y no quieren que se les caiga el teatrito.

Pongamos el caso de: la Rorra (dícese de una cuata mía medio extravagante) anda con un Galán de nuestra misma rodada, osea más de 3 décadas de kilometraje, son muy felices, llevan como 10 meses juntos y ya hablan de compartir más que fluidos.

Digo, esto no es nada de extrañar, lo que no me cabe en la cabeza es que a la Rorra hace algunos diítas, se le atravesó otro Rorro que le movió el tapete y que por supuesto no es el Galán oficial.

No sería nada extraño si no continuara con el rollo de que en el Galán encontró a su media naranja, su alma gemela, la que lo llena de ilusión y alegría… peeeero el Rorro, ese: “esta buenísimo” (palabras textuales de la Rorra)

Se han pasado unos días pintándole una excelsa cornamenta al muy tranquilo y feliz Galán, que dicho está de paso, a mi me late que también tiene alguna movida, por que ha tomado con estoicidad algunos detalles que yo no pasaría pero ni con los ojos cerrados.

Aaaaah, pero eso si, entre los dos me hicieron cómplice de su mutuo festejo sorpresa para el día de San Valentín!!!!!! ¿A que demonios estamos jugando pues?

¿Para que tanta jalada con el festejo del día más romántico y acaramelado del año, si el resto del mismo le hacen al tío Lolo?

¿No sería mejor dejar de lado nuestro egoísmo y convivir con el egoísmo de alguien más?

¿No sería mejor comenzar por festejarnos a nosotros mismos y reconocer qué queremos, como y con quién, y luchar por eso?

Bueno, eso pienso, se que muchos me dirán que estoy generalizando y que no todas las parejas se comportan de esa manera (me queda claro que no… hay casos peores, jajaja) si, se que no es así, se que en algún rincón habrá quienes verdaderamente celebren por que se aman y son fieles, por que están comprometidos y por que se les hincha su gana hacerlo.

Sin embargo y desafortunadamente, cada vez que volteo la vista encuentro más y más casos como el de la Rorra, a quien quiero mucho, pero no por eso me ciego y veo a más y más hipócritas o muy buenos actores que alardean de su fantástico amor solo en 14 de febrero.

Es una lástima, además, ni siquiera debería ser algo de lo que me ocupara por que… que chinga: yo no festejo el día del amor y la amistad!!!!!

SAV

Los momentos que sí y "los otros"

febrero 18, 2009

Cuando una relación inicia creemos que “it´s all about love”. En varios libros científicos existen explicaciones de cómo lo que llamamos enamoramiento no es más que un desorden químico que sucede en nuestro cerebro. Que la hormona “fulana” se libera y la “mengana” desaparece y es así como podemos caminar entre nubes y suspirar con todas las canciones de amor (que seguramente han sido escritas con la influencia de las hormonas “fulanas y menganas”) que existen en todos los idiomas (nadie se salva de la química cerebral ni siquiera los que viven en Timbuktu). Y que es necesario que pasen entre 3 y 12 meses para que este proceso hormonal se estabilice y realmente se pueda saber si hay material para que esa relación funcione.

¿Qué es lo que construye y, en su momento, destruye una relación? Los momentos. Cada suceso fantástico que vives, que te permite tener esperanza, que te lleva a anhelar que por fin la búsqueda terminó. Que no hay que seguir “afuera” tratando de localizar a “the one”. Que desafiaste todas las leyes escritas y no escritas, a los cínicos que dicen que el amor no existe, aún a los inconclusos cuentos de hadas, y que TÚ (sí, este pequeño ser incompleto, defectuoso, nada principesco) ha logrado estar en el top ten de las relaciones. Y lo ves, y lo respiras, y lo amas con tanta fuerza que crees que vas a romperte por tratar de contener este enorme sentimiento. Y ves las diferencias, pero las ignoras lo más que puedes. Escuchas a las chicas (diciendo como ese tipo de plano no combina contigo), y decides que es que no saben lo que realmente pasa en tu relación por que eres bastante boca floja y no puedes dejar de chillotearles un poco cuando te enojas con el ser maravilloso.

Entonces crecemos las similitudes para cubrir las diferencias. Hasta acomodamos nuestra identidad para que “cheque” con el otro. Cambiamos gustos musicales (o por si suena mejor, nos abrimos a un mundo más amplio de experiencias), recorremos y nos relacionamos con lugares y gente a los que jamás iríamos, si no fuera porque a él le gustan. Hell!!! Hasta aprendemos a cocinar, planchar, lavar, ver novelas y demás actitudes que no eran parte de nosotros.

Caminamos junto/ debajo/ detrás/ delante/ y hasta encima de nuestra pareja, con tal de extender esos momentos lo más que se pueda.

Y luego, ahhhhhhhhhh, luego empiezan “los otros”, los que destruyen la relación. Cuando el ser interno quiere salir del lugar dónde lo zambutimos. Cuando quieres llevar tu relación a un 50-50. Cuando te levantas en la mañana y sabes que no estás satisfecho con lo que has construido. Que seguramente que lo amas, pero ¿y lo demás? ¿El compartir de lo tuyo? ¿La compañía a lo que es importante? ¿Hacer tierra en tu mundo juntos? Y la fatal/ terrible/ inescrupulosa/ y francamente grosera palabra: el compromiso. Eso no está. La relación caducó. Simplemente no funciona. No queremos lo mismo.

Y ahí ¿cómo? ¿Enfrentarnos con nosotros mismos y decirnos la verdad? Duele. ¿Pensarlo? Duele. ¿Considerar opciones? Neblina, las opciones están borrosas. ¿Renunciar a esto que durante un periodo largo de tiempo nos hizo sentir tan bien? ¿Volver a empezar? Naaaaaaaa.

Entonces los libros, las canciones, las terapias, cualquier cosa que caiga en tus manos es buena si puede llevarte a encontrar cómo no terminar. Desde las explicaciones freudianas de que si tu padre y tu madre, hasta las de la reencarnación que justifican que en las vidas pasadas fueron pareja y ¡Por favor! Que en las siguientes puedan volver a encontrase. Todo con tal de no dejarlo ir.

Pero ¿y después? ¿Cuando agotas todas esas alternativas? ¿Cuando hiciste todas las recetas (desde untarte caca de mono en la cabeza hasta bailar a la luz de la luna) y aún así no funciona?

Entonces se rompe. Te sientas una noche frente a tu computadora y escribes todas las disertaciones filosóficas que se te ocurren, esperando que por lo menos de este dolor tan profundo salga el mejor artículo de la historia. Te sientas y escribes para no regresar a esa cama, dónde él duerme, dónde acabas de decir: creo que tendríamos que separarnos por un tiempo. Y dónde escuchaste: Ok.

Te sientas y sacas todas las lágrimas convertidas en palabras que se enlazan y suenan bien. Y escribes esperando que la mañana llegue pronto. Que la rutina del día no te permita pensar en que finalmente, el mundo no se equivocaba y que no había ni de donde agarrarte para construir la historia más grande jamás contada.

Te sientas y sale… Y después sólo regresa en marejadas fuertes y constantes.

¿El mejor artículo? Patrañas.
Sianna

La teoría de la carrera sin meta

febrero 05, 2009

Quien me puede decir, cómo se llama esa teoría que trata de algo así como… que nos enamoramos o buscamos a la persona que, justamente, no está interesada en nuestra persona, sino en alguien más y que mientras participamos en la carrera sin meta, buscando llamar la atención de “esa” persona, hay alguien que sufre exactamente el mismo rollo pero para con nosotros.

¿Si me expliqué?, espero que si.

Así como la famosa teoría de los 6 grados de separación, en algún lugar escuche de esta otra en la que tal parece que el karma nos hace una mala jugada y se dedica de manera reiterada a provocar que corramos una carrera que nunca termina.

Bueno, por lo menos en mi caso así ha sucedido.

Cuantos kilómetros (hablando metafóricamente) se deben correr para caer rendidos por el cansancio y no querer o poder levantarse más? ¿cuantos amores o quereres fallidos se necesitan para no confiar nunca?

No lo sé, lo único que sé, es que en mi caso fueron pocos, realmente pocos; pero esos pocos, se encargaron de hacerme ver como una verdadera estúpida… creo que eso es algo que a nadie le gusta, menos si con el paso del tiempo ese alguien se ha creado un ego del tamaño de la Muralla China y sirve, como la Muralla China, de barrera infranqueable para que los bárbaros no regresen y devasten el territorio.

Pero, ¿qué se hace cuado aún conciente de que se está en esa carrera en la que la meta es cada vez más y más lejana? ¿Se sigue corriendo?

¿Qué se hace cuando la razón no es lo suficientemente fuerte como para hacerle caso y es el sentimiento el que domina?

¿Puede más el corazón que el cerebro?
¿Quién gana en esta batalla tan desigual?
¿Quién pierde y de que tamaño es la pérdida?
¿Vale la pena hacer el intento?

No lo sé… creo que en esta batalla no hay ganadores ni perdedores, solo una gran sensación de frustración.

Regresando a la teoría loca, esa de la carrera sin fin.

Hay quien corre y corre por alguien que, puedo asegurar, no vale la pena, claro, la percepción de quien corre detrás de otro corredor, es sumamente subjetiva, por que generalmente piensa que es la mejor opción.

Yo he corrido detrás de un viejo fantasma, al que pensé, había guardado en el rincón más alejado de mi mente, pero que de pronto regresó, pensé que estaba en forma y podría resistir, pero la verdad es que no, estoy demasiado cansada.

Lo único que puedo hacer es detener el paso y dejar de correr, la carrera es larga y la meta… creo que nunca llegaré a ella, así que lo mejor es abandonar y seguir solo caminando.


SAV

Las chicas: ¿Carreras de relevos o de resistencia?

enero 27, 2009

Tengo casi 34 años. La mitad de ellos (17) he sido pareja de alguien. Creo haber tenido unos 5 días de soltería durante este tiempo. Así que en mi cabeza, el estado que conozco es la vida de pareja. Esta mañana escuchaba en las noticias acerca de un concurso para parejas que llevaran más de 10 años juntos, el premio: una segunda luna de miel todo pagado a Acapulco. Las bases: escribir una carta a la televisora platicando el momento más difícil en tu matrimonio y cómo fue que se resolvió, además de una carta para renovar votos para tu marido. Los locutores decían que todo esto era para ayudar a matrimonios jóvenes, porque en estos tiempos los matrimonios no duraban y tiraban la toalla al mes. Mi “rata” empezó por animarse porque seamos honestos ¿quién no quiere un viaje?, pero entonces empezaron las complicaciones. Había que comprobar que estaba “emparejado” con la misma persona por esos 10 años. ¡La marrana torció el rabo!
¿Entonces resulta que mi experiencia de 17 años dejaba de ser válida sólo porque no era con la misma persona? ¿Qué no era la habilidad de estar en pareja lo que era valiosa? ¿En que momento cambiamos el objetivo y ahora se trata de carrera de resistencia y no de relevos?
Después de estar dándole de vueltas en mi cabeza para (como siempre) brincarme la norma y conseguir irme a Acapulco, llegué al punto en que no era viable para nada. Pero no pude dejar de preguntarme: ¿Cuál es la habilidad con mayor peso: la de ser pareja de alguien y compartir tu vida a todos los detalles o la capacidad de aguante que puedes tener?
Conozco muchas parejas que llevan miles de años juntos. Algunos son muy felices, otros no lo son pero se quedan por aquello de los hijos, la religión, o la sociedad. Conozco parejas que en el momento en que alguno de los dos muere entonces se convierten en el matrimonio perfecto (porque todos de alguna manera logramos beatificarnos cuando entregamos los tenis). Y conozco individuos felices que se mantienen dentro de una relación mientras están plenos y que en el momento en que deja de ser así, se despiden y siguen caminando.
Entonces retomo: ¿cuál es la peor crisis que he vivido en estos 17 años de ser pareja? Podría ser la infidelidad, pero no. Podría ser la muerte de uno de los padres, sin embargo tampoco. Podría ser la llegada de el primer hijo y la revolución que eso trae consigo, o el momento en que dejas de admirar a tu pareja, o cuando tu other half se convierte en tu mejor amigo y la pasión se esfuma, ¿a lo mejor cuando tienes que vivir con el peso de que lastimaste tan profundamente a tu pareja que nada en el mundo hará que esa cicatriz desaparezca? ¿Qué tal que es cuando sabes que te está mintiendo porque la mentira es para sí mismo? ¿A lo mejor la mañana en que te levantas y al verlo junto a ti sabes que ya no hay nada que hacer? ¿O aquél viaje largo que lo separa de ti por unos días y quieres morir del dolor que provoca su ausencia? ¿Puede ser estar durmiendo en la misma cama y saber que hay un mar que los separa?
Todas son buenas opciones, sin embargo para mí la peor crisis de pareja es cuando sabes que ya no son una pareja y no encuentras el valor para enfrentarte contigo y después con él y aceptar esta verdad. Es ese terrible miedo que se genera al romper el nosotros y volver a ser un yo.
Porque bien que mal, aún con los pleitos, con el tener que ceder en gustos e ideologías, a pesar de su familia y la tuya, de que en las noches genere olores que cualquier nariz humana se sentiría agredida por estar recibiendo. Es hermoso despertar en la madrugada, angustiada por un mal sueño, y poder llorar abrazada a él y escuchar (con la voz más pastosa que existe) “no te preocupes flaquita, todo va a estar bien”.

Así que con mi estado de pareja de más de la mitad de mi vida. Con la critica de mis amigas que sostienen que no sé estar sola (y no sé si sepa, pero por el momento no quiero averiguarlo), y con todos los comentarios de las solteras liberadas y felices, en mi historia ser pareja me ha hecho crecer, confrontarme, dolerme, reír, divertirme, soñar y gritar. Y esa camino, no lo cambio por nada.

Sianna

Año nuevo ¿Vida nueva?

Comienza el año nuevo y el primer mes se và como agua...
La casa aùn no vuelve a su rutina normal, y cada vez es menos propicia la atmòsfera para meditar los buenos propòsitos! La noche vieja, recibì un mensaje de una persona de la familia y entre otras cosas decìa algo asì como: "En este nuevo año cambiemos todo lo que està mal y decidamos ser mejores personas!" La verdad, viniendo de alguien que se ha dejado llevar por el "què diràn", la imagen visual y la aceptaciòn a toda costa de la sociedad de la clase alta, me intrigò bastante!
Es evidente que mi rechazo por la falsedad que ha invadido y retorcido los valores del mundo actual, sigue intacto. Aùn tengo la esperanza de que un dìa la gente quiera a la gente, que cuide al planeta y se una al bien comùn, pero, a èstos còmo cuesta quererlos, tan sòlo aguantarlos! Como aquella frase se repetìa una y otra vez en mi mente, intentè darle sentido. ¿Què querìa que cambiara? ¿Acaso se estaba proyectando ò la pedrada iba directa? Y es que al calor del brindis, los fantasmas salen y danzan alrededor de quienes los invoquen.
Entonces fuì visualizando lo que serìa de mì, si esta persona tuviera el poder de cambiarme. Lo primero que harìa y con nivel de urgencia, serìa adelgazarme a toda costa hasta dejarme en los purititos huesos. Como el procedimiento le iba a llevar bastante tiempo, podrìa en tanto, cambiar mi tono y corte de pelo, tendrìa que colorear mi piel y serìa bronceada artificialmente; me pondrìa varios postizos, como uñas, pestañas y demàs artificios que existen yà para tales fines; me someterìa a mùltiples operaciones quirùrgicas para corregir los defectos màs acentuados y recurrir a toxinas con tal de no tener arrugas, al menos, a la vista. Mi guardaropa, lo quemarìa en su totalidad en una hoguera, asì como mis contadas joyitas familiares. Habrìa que renovarlo todo!

Ahora, a tomar toda clase de cursos de sanaciòn, perdòn, de manejo de ira, constelaciones familiares, hipnosis, flores de Bach, ungüentos y pomadas; complementos y suplementos; pastillas para dormir, para estar alerta, para quitar la ansiedad, para calmar angustias; de allì a los masajes, mascarillas, spa de manos y pies, toda clase de cremas de belleza, perfumes, accesorios, y todo de diseñador! Ha completado su obra de arte! Me tiene tal y como quiere verme!
Todo este proceso ha provocado una crisis existencial tan grande que deben recluirme en una casa de reposo, inyectarme calmantes para evitar que piense; me consumo en nombre de la apariencia externa! Recapacito y vuelvo a la realidad...
Esa mujer existe y està exactamente como se las describo! Es su propia hermana! Vive, pero no existe! Quiso cambiar todo lo que estaba mal! En el trayecto perdiò dos maridos que la dejaron por otras que no necesitaban embadurnarse cada noche y tardar horas en acicalarse; hay una hija que recibe dinero por afecto y và de casa en casa, buscando atenciòn; perdiò el patrimonio; perdiò la cordura; el deseo de vivir...
Este año nuevo, hay que insistir en lo que està bien; por más sencilla que sea una labor, debemos hacerlo de la mejor manera posible. Lo que màs debemos cuidar es la sensatez! A mì no me preocupa utilizar 34 mùsculos de la cara con tal de dar un beso! Si ponemos amor en aquello que hacemos, habrá una diferencia muy grande! Y seremos mejores personas, ¿no?

Samantha

Año nuevo ¿Vida nueva?

Comienza el año nuevo y el primer mes se va como agua...La casa aún no vuelve a su rutina normal, y cada vez es menos propicia la atmòsfera para meditar los buenos propòsitos! La noche vieja, recibí un mensaje de una persona de la familia y entre otras cosas decía algo así como: "En este nuevo año cambiemos todo lo que està mal y decidamos ser mejores personas!" La verdad, viniendo de alguien que se ha dejado llevar por el "què diràn", la imagen visual y la aceptaciòn a toda costa de la sociedad de la clase alta, me intrigò bastante! Es evidente que mi rechazo por la falsedad que ha invadido y retorcido los valores del mundo actual, sigue intacto. Aùn tengo la esperanza de que un dìa la gente quiera a la gente, que cuide al planeta y se una al bien comùn, pero, a èstos còmo cuesta quererlos, tan sòlo aguantarlos!
Como aquella frase se repetìa una y otra vez en mi mente, intentè darle sentido. ¿Què querìa que cambiara? ¿Acaso se estaba proyectando o la pedrada iba directa? Y es que al calor del brindis, los fantasmas salen y danzan alrededor de quienes los invoquen.
Entonces fuì visualizando lo que serìa de mì, si esta persona tuviera el poder de cambiarme. Lo primero que harìa y con nivel de urgencia, serìa adelgazarme a toda costa hasta dejarme en los purititos huesos. Como el procedimiento le iba a llevar bastante tiempo, podrìa en tanto, cambiar mi tono y corte de pelo, tendrìa que colorear mi piel y serìa bronceada artificialmente; me pondrìa varios postizos, como uñas, pestañas y demàs artificios que existen yà para tales fines; me someterìa a mùltiples operaciones quirùrgicas para corregir los defectos màs acentuados y recurrir a toxinas con tal de no tener arrugas, al menos, a la vista. Mi guardaropa, lo quemarìa en su totalidad en una hoguera, asì como mis contadas joyitas familiares. Habrìa que renovarlo todo!
Ahora, a tomar toda clase de cursos de sanaciòn, perdòn, de manejo de ira, constelaciones familiares, hipnosis, flores de Bach, ungüentos y pomadas; complementos y suplementos; pastillas para dormir, para estar alerta, para quitar la ansiedad, para calmar angustias; de allì a los masajes, mascarillas, spa de manos y pies, toda clase de cremas de belleza, perfumes, accesorios, y todo de diseñador! Ha completado su obra de arte! Me tiene tal y como quiere verme! Todo este proceso ha provocado una crisis existencial tan grande que deben recluirme en una casa de reposo, inyectarme calmantes para evitar que piense; me consumo en nombre de la apariencia externa!
Recapacito y vuelvo a la realidad...Esa mujer existe y està exactamente como se las describo! Es su propia hermana! Vive, pero no existe! Quiso cambiar todo lo que estaba mal! En el trayecto perdiò dos maridos que la dejaron por otras que no necesitaban embadurnarse cada noche y tardar horas en acicalarse; hay una hija que recibe dinero por afecto y và de casa en casa, buscando atenciòn; perdiò el patrimonio; perdiò la cordura; el deseo de vivir...
Este año nuevo, hay que insistir en lo que està bien; por más sencilla que sea una labor, debemos hacerlo de la mejor manera posible. Lo que màs debemos cuidar es la sensatez! A mì no me preocupa utilizar 34 mùsculos de la cara con tal de dar un beso! Si ponemos amor en aquello que hacemos, habrá una diferencia muy grande! Y seremos mejores personas, ¿no?
Samantha

Las chicas: La necesidad de pertenecer a "la bola"

enero 21, 2009

Desde hace tiempo he venido observando la importancia del sentido de pertenencia. Desde que somos chicos, buscamos agradar a las dos personas más importantes: nuestros padres. Si tenemos suerte, (y les tocan unos padres maravillosos como los míos) es muy fácil ser un bebé y sentir que el mundo es un lugar lleno de amor y respuestas inmediatas a tus necesidades. Después empiezas a crecer y empiezan los problemas. Cuando tu pequeño universo se va ampliando, te das cuenta de que el león no era como lo pintaban, que en realidad el simple hecho de “ser”, no te garantiza la aceptación de los demás. Y es entonces cuando se introduce un nuevo significado al “hacer”. Resuelta que de pronto te encuentras rodeado de un grupo de seres que esperan de ti, que quieren que te comportes de una forma o de otra para que puedas pasar el control de calidad, y dependiendo de donde te metas, este “hacer cosas” puede ser desde el más insignificante juego de verdad o reto, hasta llegar a comprometer seriamente tus ideas. Cuando llegas a este punto hay de dos sopas: o te vendes o te rebelas (o por lo menos eso piensas allá entrando a la adolescencia donde todo tu mundo se codifica en negro o blanco). Así que los que somos rebeldes nos inventamos aquello de que no nos importa lo que los demás piensen y al final ni los necesitamos, y los que ceden, se la venden con el rollo de que a fin de cuentas no es tan importante ser un individuo. Pero los rebeldes en realidad pasamos momentos de profunda soledad porque en el mero suavecito de nosotros sabemos que sí que importa y que duele mucho no ser parte de “la bola”. Y los de la selecta “bola” (sí aquellos que recordamos como los más súper cool del mundo) sufren con dar un “mal paso” (y no me refiero al embarazo, si no a cualquier cosa que el colectivo de “la bola” desapruebe), y ser exiliados del pequeño mundo seguro en el que estaban instalados.
Yo siempre fui de los “raros”, “nerds”. Siempre fui de los que observaban el mundo cool y no entraban en él. Y también pensaba que ellos lo tenían súper fácil, porque encajaban en los estándares de belleza y tenían la lana que permitía ponerte/colgarte/manejar/oler/etc, lo que fuera que dictara la moda. Pero con el paso del tiempo, al írmelos encontrando (a esos mismos o a aquellos que no me tocó conocer en la prepa pero que eran de ese prestigiado mundo), me fui dando cuenta que no era real que la tuvieran fácil, sino que su dificultad había estado en otro punto. Al final también tenían que acallar esa tremenda necesidad de pertenecer, y muchos de ellos tenían una necesidad más fuerte que la de muchos “rechazados”, porque en sus familias no había el amor incondicional que había en la mía.
Yo sigo queriendo pertenecer. Busco ser lo mejor que soy. Juego mis roles en cada espacio de mi vida. Con los torbellinos soy la mamá juguetona, cariñosa pero firme y hasta a veces medio hitleriana, pero cuido que siempre sientan el amor tan profundo que siento por ellos. Con las abuelas soy la nieta fuerte que busca apoyarlas. Con mis amigos soy divertida, ingeniosa y leal. Cuido mucho mi boca para no decir algo que pueda lastimarlos. Recurro a todo lo que se me ocurre para que siempre sientan que están haciendo lo mejor en cualquier situación en la que se encuentren, y jamás pienso que sus problemas son poco importantes o algo que tendrían que haber superado ya (estoy conciente de que cada quien está en el proceso que le toca y que no podemos apresurarlo ni minimizarlo). Con mi familia, respeto sus posturas y me aseguro de que sepan que siempre estoy a la mano por si necesitan “pasar un rato”. Con Mr. Bolas soy la amiga, la amante, la compañera. Y conmigo, cuando estoy en ese espacio privado, simplemente soy.
Sigo buscando el sentido de pertenencia. Sigo queriendo ser querida y aceptada, y sigue doliéndome cuando no lo logro. Seguramente la “nerd” que vive dentro de mí nunca dejará de desear ser güera, flaca, y millonetas, pero hoy ni me rebelo ni me vendo, simplemente camino conmigo y busco una “bola” más grande que me pueda aceptar. Y la maravilla de ser “adulto” es que el mundo es un lugar lleno de “bolas” y que cada una tiene un espacio para mí, aunque sea temporal.
Y al día de hoy, eso me basta.

Sianna