Susurros

septiembre 15, 2008

Susurros…

Tiemblo como hoja de papel, como quinceañera que recibió su primer beso, así me siento hoy, después de que ayer me renovó el aire que soplaste a mi oreja cuando tus manos recorrían mi espalda en el estrecho espacio que teníamos en el auto, de verdad fue como regresar a la adolescencia, pero mejor aún, porque ahora fue con la experiencia de los años, los tuyos y los míos con la que ese momento se volvió increíble y mucho mas emocionante.
La excitación es una de mis emociones favoritas, me encanta que la adrenalina me recorra el cuerpo, ahora entiendo a los que gustan de los deportes extremos, jajajaja, el sexo es un deporte extremo!!!!.
Pero siendo honesta, realmente mi preferida es la etapa de la conquista, del acercamiento, esa etapa en la que el galán susodicho te envía señales, que tu radar si es que no esta un poco empolvado percibe, aunque sea débilmente, pero percibe y te hace preguntar, primero ¿y este que se trae?; después de ese primer momento, paras las antenas y te das cuenta de que si, es a ti a la que le esta coqueteando, no es a nadie mas que a ti!!!, que trata de tocarte con el más ínfimo pretexto aún cuando el salón esta lleno, y todos los miran, y aunque a ojos de los demás ese contacto es casual e inocente, en tu piel es una descarga eléctrica que se intensifica cada vez que su mano se posa en la tuya, o en tu hombro o tu cintura, para que le permitas pasar junto a ti. En ese momento ya tienes la certeza de que efectivamente sus esfuerzos van encaminados hacia ti. Que emoción!!!, sobre todo cuando a ti en secreto, ese hombre te ha fascinado, te lo has imaginado en versiones no aptas para menores de edad, y ahora, lucky girl, el hombre se interesa por ti.
De inmediato tu cuerpo se exalta y responde a esas señales, generando a su vez las propias y necesarias señales que confirman la disposición para continuar con el flirteo, por que díganme chicas, a quien no le gusta sentirse coqueta y deseada, a este punto la reunión esta por acabarse y no tardara en llegar el momento de irse, que pasará ahora?, te preguntas, tu mente empieza a pensar a mil por hora, por un lado tu consciente y aburrido yo, te dice que es el momento en que sanamente te despides y te vas a tu aburrida y decente vida y la Diva que todas llevamos dentro te grita que NOOO, que te esperes a ver que sucede después, que vivas el momento, que te dejes llevar por esa emoción que hacia tiempo tenías olvidada, en esa discusión mental estas cuando el hombre te dice de la forma mas casual del mundo que no tiene coche (veinte que te cae en ese momento, porque efectivamente venia con otros y esos otros se fueron hace mucho) y que se regresa contigo y tu con tu mejor cara neutra y desinteresada, le dices: claro!!!, vámonos, te paso a dejar!!!, la moneda esta en el aire, ya no te pudiste despedir decentemente, cortando toda posibilidad de quedarte a solas con él y por el contrario ahora estas a solas, en tu coche y con un largo camino que recorrer por delante para llegar a sus respectivas casas!, aquí se prendió el gran foco rojo y empezó a sonar la sirena de alarma, ¡posible riesgo de caer en los brazos de un hombre sexy, velludo, de mirada profunda y grandes manos, PELIGRO, PELIGRO!!!!.
Emprendes el camino y enmudeces completamente, ante el temor de que con los nervios que tienes te desates en una andanada de tonterías incontrolables y que te hagan parecer una tonta cotorra y además para evitar que el temblor en tu voz evidencie que efectivamente estas pensando que algo va a pasar y de verdad no quieres que él se de cuenta que lo estas pensando, de igual forma el no dice nada, así que por una fracción de segundo piensas que eres estúpida con grado máximo y que todas las señales que percibiste fueron producto de tu calenturienta mente y que el hombre para nada te había estado coqueteando…. Cuando ayyy, sientes su mano en tu pierna y vuelves el rostro y miras la profundidad de sus ojos que brillan como los de un lobo codicioso y te pide que estaciones el coche un momento y tú como autómata hipnotizada por esa mirada te orillas y apagas el motor y ante la expectativa tu pulso esta acelerado y con trabajo puedes mantener normal la respiración, él te toma entre sus brazos y acerca su boca a tu oreja y al susurrarte al oído su ansiedad por ese momento hace que toda tu sensatez se salga por la ventana del auto para cerrar los ojos y abandonarte al momento, sin pensar en lo tarde que es, en el lugar donde están y en lo inusual de la situación.


La Diva.

1 comentarios:

LobadeCiudad dijo...

Woow, que envidia. Ya se me olvidó que se siente al caer por la montaña rusa del deseo y la pasión irresponsable. Disfruta , disfruta cada instante de esa limeranza llena de calor en el cuello y palpitaciones aceleradas.
Llénate de él, de tí en él y de los dos en este momento del tiempo espacio, déjate llevar y comparte cada paso que esta voyeurista cuadrúpeda te lo agradece.
Loba