Desde el caldero: El engaño

noviembre 30, 2008

En los últimos años mi caldero y escoba me han aventurado en un camino de innumerables posibilidades hacia la búsqueda de respuestas. Mis preguntas son muchas y variadas, desde ¿Qué voy a hacer mañana?, hasta ¿Quién soy y de dónde vengo? Creo que todos los que conozco tienen esa comezón, algo falta o algo pasa. Antes de dormir o cuando nos estamos zacateando en la regadera nos detenemos un segundo como si algo se nos estuviera olvidando.
En mi recorrido he ido con terapeutas, brujos, gurús y amigas tan locas como yo, y todos tienen una receta para la pócima mágica que nos va a hacer ser ricos, ascender, trascender, borrar karmas, encontrar al ser amado o ser feliz. Y no estoy en contra de revolver 3 ramas de zapote, un ojo de lagartija y un rizo de cabello para conseguir al Brad Pitt de la colonia, o de pegar un billete de 200 arriba de la cama para conseguir dinero. Pero me llama un poco la atención la facilidad que tenemos en confiar más en los globos oculares de un reptil o un papel con Sor Juana impreso de un lado, que en nuestro propio poder. Entiendo que el santo de la estampita se vea más milagroso que yo que tengo un barro en la nariz porque ayer me atasqué de Chetos, pero en las mañanas antes de quitar la escoba del cargador me veo al espejo y decido que me veo guapísima y de alguna forma así me veo el resto del día. El secreto no es que me embellezco con el pensamiento (aunque siendo bruja lo puedo hacer, modestia aparte), sino que me acuerdo de que soy bella y única.
El engaño de que este poder está afuera en vez de en mí, lo empecé a sospechar cuando llegó el Brad Pitt de la colonia y resultó tener 12 años, así que tiré a la basura el zapote, los ojos y los pelos y mi alma se encontró con una mezcla entre George Clooney y el gladiador pero en mexicano, que ni haciendo la lista más completa hubiera terminado de describir. Ahí me dí cuenta que mi esencia sabe lo que merece, y en mi mente a veces ni puedo confiar porque luego tiende a pensar pura barbaridad.
Así que hoy estoy barriendo con mi escoba el engaño que traigo como chip, el que me dice que no soy suficiente y que no basto, que el doctor me cura y yo no participo, de que tengo que leer 80 libros o hacer 80 oraciones, 80 meditaciones y 80 abdominales para estar bien. Y me voy a sentar a recordar que soy divina, porque estoy hecha a Su imagen y semejanza, que en mí está El Camino, yo soy El Secreto, soy Angel, y soy Energía. Yo tengo las preguntas y también las respuestas y los recursos. Así que de ahora en adelante al único Universo al que le voy a pedir deseos es a mi propio conjunto de células, órganos, protones y electrones.
Y mi comadre si quiere puede seguir pegando a Sor Juana en su pared como dice su película, si le funciona está perfecto, aunque aquí entre nosotros debería despegarla y comprarse una nueva película que sea original, porque dudo mucho que un disco pirata la conecte realmente con la riqueza del universo.
Esta es mi receta personal, seguramente cada quien tiene su poción y su camino, y en una de esas igual y nos cruzamos… a la vuelta del caldero. Ñaca Ñaca.
Merlina.

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