Las chicas: La independencia dependiente

abril 24, 2008

Mr. Bolas ha decidido que mis hormonas alteran la armonía de nuestra relación. Es un comentario bastante machista, pero que tristemente para mi género, es cierto. ¿Será que la capacidad de pensar, de razonar y actuar después de un profundo análisis, se va derechito al carajo por la regla? En mi cabeza sonaba perfectamente coherente pedirle a Bolas que quiero que sea un poco más atento conmigo. Es más, hasta cerré mi petición diciendo que eso era lo que yo quería, pero que si no podía darlo, no había problema. Él por supuesto demandaba saber a que me refería. Con toda calma explique que él tiende a ser muy self center, que a veces pone poca atención a las cosas que yo quiero platicarle, y que se adueña de la T.V y siempre vemos lo que él quiere ver (con toda vergüenza tengo que decir que cada noche vemos la taranovela “Sangre en las venas”). Como resultado, él se ofendió. Dijo que él siempre me pone atención, y que lo de la tele pues no se va a poder porque él ve la tv sólo en la noche. (Y claro como yo la veo toda la tarde mientras hago galletas y me limo las uñas). No seguí con la discusión. Hoy por la mañana me llamó. Nos dijimos todas las cosas dulces pertinentes (te amo, te extraño, pensé tanto en ti, bla bla.) Y entonces me soltó lo de mis hormonas. Yo me reí, dije que era probable que tuviera razón, pero que me daba la idea de que mis hormonas lo alteraban también a él. Uffffffffff!!! Claro que no!!! Él es el hombre y esas cosas no lo alteran. Pero si lo hacen.
Me sorprende muchísimo como puedes llegar a ser tan simbiótico en una pareja que los estados de ánimo (aun los hormonales) se contagien.
Vivimos una individualidad aparente. La lucha constante por ser un ser separado de la pareja, con vida e ideas propias, es cosa de todos los días. Y la mayoría de las veces, para mi por lo menos, es una lucha perdida. Yo soy la eterna optimista, él es eternamente práctico. Yo tiendo a las emociones y él a las ideas. Él juega a que es fuerte y yo lo dejo creerlo. Yo juego a que soy independiente de él y él juega conmigo a lo mismo. Pero al final, sabemos que él no es tan fuerte y que hay que cuidarlo mucho, que yo no soy independiente de él porque necesito que él esté de acuerdo en las cosas que hago para sentir que están bien hechas. Y cada noche necesitamos encontrarnos en un espacio de paz para poder abrazarnos y perdernos en el mar de palabras susurradas que nos mantienen enamorados.
Así que con mi super independencia dependiente, con mis hormonas alteradas y mi profunda necesidad de él, continúo preguntándome: ¿En dónde está la línea que separa a la pareja del individuo? Y ¿Con que plumón se pinta? Porque al mío se le acabó la tinta.

Sianna

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Una de las cosas que menos acepto es la estiqueta que se nos dá a las mujeres a causa de nuestras hormonas, que dicho sea de paso, unas lloran por tenerlas y otras por carecer de ellas; a las de mi generación se nos fué prohibido el tema y tuvimos que apechugar, las náuseas del embarazo: quiere atención, el baby-blues: está que ni ella se aguanta, pobre chamaco! Y los cólicos, oooh! eran parte de
la bendición de haber nacido mujer!
¿Comprar toallas femeninas? Ni soñarlo! La peor de las vergüenzas públicas, y vestirse de rojo era señal de que uno andaba en esos días y como dice la Biblia, inmunda!
Nosotras vivimos estóicamente esa etapa y con toda discreción! Válgame Dios! Como andar hablando de...eso...Las chavas de hoy se han
ido al extremo opuesto y me ha tocado en más de una ocasión ver a mis hijos varones irles a comprar los artículos femeninos como quien va por el pan! Mi abuela decía que ese proceso era muy natural, pero también lo es cagar y no por eso lo haces público! Uno de los valores que nos distinguía y resaltaba nuestra feminidad, era el pudor, no me mal entiendan, las
mujeres siempre deben dejar cosas para sí mismas, no hace falta culpar a las hormonas de los berrinches, desplantes y exhibicionismo que abundan a plena luz del día! A mí si me da pena ajena! Si no pueden con su periódo, esperen con terror la menopausia, esa si es una cascada hormonal que te ataca sin piedad, y de ribete, lo que tenías bonito, te lo hace feo, y lo que tenías feo
te lo hace grande! Ya les contaré si existe alguna recompensa al terminar el proceso!