Las chicas: Compartiendo con Bolas

A veces es increíble la manera que tiene la vida de darte lecciones. Especialmente cuando crees que es alguna que ya aprendiste hace tiempo. Mr. Bolas y yo llevamos 3 semanas de mucho jaleo por la situación de su casa. Afortunadamente, el jaleo ha servido para darle fuerza a la relación que tenemos. Pero la lección de estos días se llama “flexibilidad”. Esa frase de que uno propone, Dios dispone y luego llega el diablo y todo lo descompone es totalmente cierta. Bolas y yo hacíamos planes como cualquier pareja. Marcábamos el camino a seguir y cuales eran los pasos que había que dar. Y de pronto, por circunstancias ajenas a nuestro control, el camino cambia y los pasos se aceleran. Es muy aceptado en mí, que en general los cambios me cuestan trabajo, pero esta vez ha sido más fácil de lo que esperaba. He ido adaptándome. Me gusta lo que sucede, a veces me complica un poco la parte práctica, pero lo que gano me llena mucho. Para Bolas no ha sido tan fácil. Ésta vez los cambios más bruscos son para él. Le ha tocado hacer modificaciones radicales no sólo a su estilo de vida, sino a muchas ideas que él tenía como ciertas y absolutas, y de pronto se encuentra con la profunda necesidad de aceptar que no siempre puedes hacer lo que quieres, y que para obtener un mayor bien, hay que ser capaz de renunciar a tus planes.
Ha sido duro para él. A veces está muy ausente, otras, muy evadido en su trabajo, muchas veces triste. A ratos sale a la superficie el hombre que amo y me da tranquilidad encontrarlo y saber que no se ha sepultado así mismo en la avalancha de emociones que tiene.
Y mientras observo a distancia y busco la mejor manera de apoyarlo en su proceso.
Ayer hablábamos de todo esto. Me escuchaba a mi misma decirle que la flexibilidad es algo que hay que aprender. Que encontrar la manera de sacar lo mejor para ti aún en situaciones complicadas es una gran ventaja. Lo abrazaba fuertemente mientras le aseguraba que todo iba a estar bien.
Mientras lo hacía, en lo más profundo de mí, crecía la certeza de que éste caos en el que vive trae un gran cambio, un viaje de autoconocimiento, y un sentido de paz. Y es fantástico estar por aquí para poder ver que él se transforme en lo que ya es. Verlo regresar a una esencia que había sepultado bajo años de defensa, de tristeza y soledad. Saber que esa parte que ahora resurge es la misma que a lo largo de todos éste tiempo con él he visto aparecer en pequeños momentos cuando él se siente en paz. Y espero, como cuando esperas la secuela de una película, que la segunda parte sea aún más satisfactoria que su antecesora.

Sianna