Las Chicas: Entre el tiempo y el compromiso

diciembre 10, 2007

Llevo días pensando. Parece que no hay un camino de comunicación claro entre los hombres y las mujeres. ¿Qué onda con el tiempo? Me he encontrado con que Mr. Bolas, así como varios (no se si a ustedes les han dicho tal cosa) piensa que necesita SU tiempo y SU espacio y por supuesto cualquiera que me conozca sabe que no tengo problemas con respetar el espacio de otros, pero cuando resulta que SU tiempo le da en la madre al tiempo (que es muy poco) que pasamos juntos, entonces el respeto se me acaba. Aparentemente los individuos que tienen pilín tienen incluido también un grado de yoyísmo que me asusta. Mr. Bolas quiere mi atención completa, saber a cada momento donde estoy, y por supuesto necesita que constantemente le refuerce cuanto lo amo. Quiere que vaya con sus amigos y sea la mujer más sexy, encantadora, e inteligente. Quiere que siempre esté lista para recibirlo y por supuesto, que siempre tenga la cama abierta para que el señor se sirva cuando quiere. Y as far as I know eso me parece bien, y las cosas funcionan armoniosamente hasta que… la atrevida y abusona de yours truly decide pedir algo… Y realmente no tengo perdón divino, como oso hablar de temas tan vulgares como: “me gustaría que saliéramos con mis amigos” o “no podrías ir por mí al camión”. Y esto es suficiente para que entremos en toda una discusión acalorada en la que yo soy tremendamente culpable por estar exigiendo demasiado, que no veo que él me da todo??? Que siempre que obtengo algo debo querer más??? Pues Claro cabrón. Quiero lo mismo que doy, quiero una entrega total como la que él tiene de mí, quiero un compromiso fuerte en la relación, quiero también ser la parte medular de su vida. ¿Qué les da valor para pretender no dar lo mismo que tienen? Pero entonces la cosa se complica. ¿Qué pasa si es real que están dando todo? ¿Qué pasa si el todo de ellos no es suficiente para nosotras? ¿Qué pasa si no importa cuantas pláticas, discusiones o pleitos locos tengamos, de todos modos no vamos a entendernos?
¿Qué pasa cuando lo mejor que ellos dan no es lo mejor que nosotras queremos si no el mínimo indispensable?
¿Estaremos siendo increíblemente idealistas? ¿O increíblemente tontas? ¿Vale la pena seguir tratando de comunicarnos con ellos o encontramos la manera de coexistir con el pilín y el egoísmo?
Empiezo a considerar que nuestras prioridades son distintas. Nosotras necesitamos de un profundo sentido de pertenencia, vivimos en el cuento de hadas k a todas nos contaron para irnos a dormir cuando éramos niñas. Y pasamos la vida buscando al príncipe azul, el que va a pelear todas las batallas por nosotras, el que vencerá al dragón, el que desafiará a la sociedad por defender nuestro amor, el que con sólo besarnos nos robará el aliento. Y siendo justa, Mr. Bolas se acerca en muchos momentos a este príncipe, pero a veces, lo beso y pasa lo opuesto al cuento, el príncipe se vuelve sapo y croa con toda la fuerza de su ronco pecho. Entonces quiero correr, alejarme lo más que pueda de él, hacerme una lobotomía y pretender que jamás sentí mi piel arder en sus brazos, que jamás me eleve a las alturas del placer una noche perdida en una cabaña. Que jamás olvide mi nombre y mi identidad al vaciarme en sus labios. Que no me dejé a mi misma de lado y olvidé donde terminaba yo y empezaba él. Que comprometí la parte más profunda de mi ser y que aún cuando croa esta parte estúpida de mi lo único que quiere es un día más cerca de él.
Así que respiro, lloro, y recuerdo que yo tampoco soy la princesa del cuento, y que por idiotez o por amor, mi espíritu está atado a Mr. Bolas y secretamente siento una profunda satisfacción de que así sea.
Sianna

0 comentarios: