Las chicas: En el proceso de venir

junio 25, 2008

Ayer tuve una de esas conversaciones con Bolas que no llevan a ningún lado. Al finalizar, me sentía bastante enojada y desesperada. Con muchas ganas de tirar la toalla. Él me preguntó si estaba enojada, yo dije que sí, pero que estaba manejándolo internamente porque ya sabía que hablarlo con él no tendría sentido. Me dormí sin encontrar solución ni paz. Esta mañana, al abrir mi correo, me llegó un mail que tiene que ver con la ley de la atracción. Me pedía que pidiera un deseo y lo visualizara. Lo interesante del asunto, es que me tomó bastante tiempo definir que era lo que quería desear. Pasé por todos los pensamientos controladores que tengo, y fui descartándolos uno a uno por ser poco reales. (Que Mr. Bolas deje de llegar tan tarde los domingos, que sea más medido con sus salidas, que me escuche, que respete lo que me molesta y deje de hacerlo, etc, etc.) Al final, llegué al punto de darme cuenta que todo lo que deseaba era en base a que él hiciera o dejara de hacer cosas, y consciente como estoy de que nadie va a hacer o no cosas por otro, me encontré en una confusión absoluta. ¿Qué es realmente lo que se puede pedir dentro de una relación? Y si buscas aplicar la individualidad, todo se reduce a Cómo manejar las emociones e ideas que produces en base a lo que ves afuera.
Recordé conversaciones con las chicas, la mayoría estamos cicladas en las mismas peticiones con las parejas, seguimos un patrón de conducta añejo en el que jugamos juegos de poder, nos tiramos al drama, echamos la lagrima, nos quejamos y después con una absurda satisfacción concluímos que “todos los hombres son putos”. Pero no resolvemos de fondo. Nos mantenemos en relaciones poco satisfactorias creyendo que si él hiciera equis, nosotras seríamos más felices. Sorpresa, sorpresa. No sucede.
Recordé también una plática de hace unos días con mi gurú espiritual, en la que me decía que sería fantástico que ellos se sentaran en Vips (tiene que ser vips ¿porque en que otro lugar del mundo se crean lazos tan profundos como ahí?), sacaran el cigarro, tomaran un sorbo de su café americano (o capuchino porque con aquello de las promociones de “toma un capuchino y después lo encafetamos hasta que muera de sobredosis de cafeína”) y simple y llanamente dijeran: la verdad me siento así, mis miedos son estos, me confundo con tales ideas, y hasta echaran una lagrimilla por ahí. Sí, sería fantástico, pero parece que eso nunca va a suceder.
Así que después de toda esta reflexión, y en uno de esos raros momentos de epifanía, descubrí que quería dos cosas en mi relación con Bolas. Uno: equidad y dos: entendimiento mutuo. Pero esa no fue la mejor parte. Lo mejor vino después de que cerré el mail. Porque entonces decidí que pondría en práctica el asunto del Secreto, y empezaría a pensar que esas dos cosas ya las tiene mi relación. El reto está en que no importa que vea afuera, yo no ceda en el pensamiento. Retomo que el cambio proviene de mí. Que la de la piedra en el zapato soy yo, y que eso me hace responsable de enderezar las cosas que están deficientes en mi vida.
Hay una frase que me encanta: “Lo que sea que estoy sintiendo es el reflejo perfecto de lo que está en proceso de venir”.
Así que me concentro en las emociones que me gustan, las recreo, y continúo con mi rutina del día, confiando en que eso que siento ya está en proceso de venir. Me gano a mí misma, me rompo en pedazos para reconstruír día a día a la Sianna que disfruto ser, y espero quitarme de pendejadas, aunque sea un día a la vez.

Sianna

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Te felicito!!! a tu artículo le podría el calificativo de poner los pies en la REALIDAD y es el mejor camino para descubrir lo que tú un día me dijiste:
"Ser feliz, es una decisión personal"