Las chicas: Somos viejas no brujas

octubre 16, 2008

En los últimos días me ha dado por pensar y analizar. ¿Que es lo que hace a una pareja ser pareja? Durante mucho tiempo hemos creído que ser pareja tiene que ver con el amor, con conocerse, con el tiempo que ya invertiste en el “negocio”, con los hijos, con las familias, con entendernos, con compartir. Sin embargo, después de escuchar a mis chicas y chicos en sus distintas relaciones de pareja, parece que no podemos ponernos de acuerdo.
Hace unos días discutía con Mr. Bolas. Él me dijo una frase que me puso a reflexionar: “Ustedes son viejas (perdonemos un poco a mi macho y sus palabras despectivas) no brujas. Creen que pueden pensar y sentir por nosotros y no es así. En las discusiones ustedes siempre dicen es que yo creí que tu pensabas o quería tal cosa, y no es así. Si quiero algo lo pido y punto”. ¿En serio? ¿Así de fácil? ¿Entonces no tengo que preocuparme de hacerte feliz? ¿No soy responsable de hacerte la vida más cómoda? Wowww.
Días después platicaba con uno de mis amigos. Él me contaba un episodio que terminó de aclarar la declaración de Bolas. Fue a comer pizza con su esposa, ella le sirvió una rebanada y él volteo a tomar una servilleta, para cuando su mirada (que debe haberse desvíado 4 segundos) regresó al plato, su esposa estaba poniéndole queso parmesano encima y eso lo shockeo de todo a todo. Yo no entendía si el problema era que el queso no el gustaba o si no le gustaba en la pizza, pero él me explicó que finalmente el problema era que él no quería comerse la pizza así ese día, y que le asombraba lo controladoras que podíamos ser. Que este gesto aparentemente romántico en realidad encerraba una terrible falta de respeto. En mi cabeza la justificación surgió: ella es una buena esposa y lo conoce mejor que nadie, en automático ella se adelantó a sus deseos para que él no tuviera ni que tomarse la molestia de pedirlo (y claro que surgió por haber recordado la cantidad de veces que le hago tacos para cenar a Mr. Bolas y se los aderezo a “su gusto” sin preguntarle si es su gusto de ese día o no).
Pero no pude dejar de preguntarme: ¿Qué hemos hecho? Con esta idea romántica de que les conocemos todo de todo (digo, hasta Arjona escribe una canción demostrando que sólo porque él la conoce mejor que el otro ella debería estar con él), hemos invadido su espacio, su libertad, sus gustos. Hemos pensado por ellos y a veces tenemos también el atrevimiento de descalificarlos diciéndoles que eso que sienten no es verdad, que se autoengañan y que nosotras que somos poseedoras de la bola de cristal sí sabemos sus verdaderas emociones (o por lo menos lo que creemos que deberían sentir). Al final todo el problema está relacionado con el instinto materno. Éste nos produce la fantasía de que amar es igual a cuidar, y como los estamos cuidando, eso nos da derecho a transgredir la libertad. No somos capaces de esperar a que lo pidan. Seguramente nos adelantamos a sus deseos para que ellos se den cuenta de cuanto nos necesitan y de lo maravillosas que somos. Y además de no ser real (que nos necesitan porque maravillosas si somos), nos carga con una responsabilidad que a la larga nos agota y que nos lleva a la segunda parte: queremos el agradecimiento de TODAS las cosas que hacemos por ellos y nos dolemos cuando no llega. Así que después de analizar todo esto y de recordar que soy mujer y no bruja lo que sentí fue alivio. Alivio porque ahora espero a que él pida lo que quiere y además esta petición lleva de la mano mi libertad de elegir si lo hago o no. Alivio porque cada quien es responsable de elegir como vive y como llena su vida para sentirse feliz. Alivio porque el camino está más bien marcado en una autodependencia, en la que yo me hago consiente de mis necesidades y busco llenarlas por mi misma, y pido ayuda a quien esté cerca (pareja, amigos, madre, gurú, tía que no es tía), pero si alguno de ellos no puede o no quiere dármela, siempre habrá alguien más que sí pueda. Y esa es la mejor parte de tener a la mano a la gente que nos ama.
Así que lo que hace a una pareja ser pareja es simplemente las ganas de estar ahí, y cuando esas desaparecen, nada (ni el amor, ni el tiempo invertido, ni el conocimiento, ni los hijos, ni los cuidados, ni TODO lo que hicimos) harán que puedas seguir navegando en ese barco porque, las nubes en el horizonte habrán nublado tu vista y la brújula, por alguna extraña razón, hace tiempo que dejó de apuntar al norte.

Sianna

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