Las chicas: ¿Carreras de relevos o de resistencia?

enero 27, 2009

Tengo casi 34 años. La mitad de ellos (17) he sido pareja de alguien. Creo haber tenido unos 5 días de soltería durante este tiempo. Así que en mi cabeza, el estado que conozco es la vida de pareja. Esta mañana escuchaba en las noticias acerca de un concurso para parejas que llevaran más de 10 años juntos, el premio: una segunda luna de miel todo pagado a Acapulco. Las bases: escribir una carta a la televisora platicando el momento más difícil en tu matrimonio y cómo fue que se resolvió, además de una carta para renovar votos para tu marido. Los locutores decían que todo esto era para ayudar a matrimonios jóvenes, porque en estos tiempos los matrimonios no duraban y tiraban la toalla al mes. Mi “rata” empezó por animarse porque seamos honestos ¿quién no quiere un viaje?, pero entonces empezaron las complicaciones. Había que comprobar que estaba “emparejado” con la misma persona por esos 10 años. ¡La marrana torció el rabo!
¿Entonces resulta que mi experiencia de 17 años dejaba de ser válida sólo porque no era con la misma persona? ¿Qué no era la habilidad de estar en pareja lo que era valiosa? ¿En que momento cambiamos el objetivo y ahora se trata de carrera de resistencia y no de relevos?
Después de estar dándole de vueltas en mi cabeza para (como siempre) brincarme la norma y conseguir irme a Acapulco, llegué al punto en que no era viable para nada. Pero no pude dejar de preguntarme: ¿Cuál es la habilidad con mayor peso: la de ser pareja de alguien y compartir tu vida a todos los detalles o la capacidad de aguante que puedes tener?
Conozco muchas parejas que llevan miles de años juntos. Algunos son muy felices, otros no lo son pero se quedan por aquello de los hijos, la religión, o la sociedad. Conozco parejas que en el momento en que alguno de los dos muere entonces se convierten en el matrimonio perfecto (porque todos de alguna manera logramos beatificarnos cuando entregamos los tenis). Y conozco individuos felices que se mantienen dentro de una relación mientras están plenos y que en el momento en que deja de ser así, se despiden y siguen caminando.
Entonces retomo: ¿cuál es la peor crisis que he vivido en estos 17 años de ser pareja? Podría ser la infidelidad, pero no. Podría ser la muerte de uno de los padres, sin embargo tampoco. Podría ser la llegada de el primer hijo y la revolución que eso trae consigo, o el momento en que dejas de admirar a tu pareja, o cuando tu other half se convierte en tu mejor amigo y la pasión se esfuma, ¿a lo mejor cuando tienes que vivir con el peso de que lastimaste tan profundamente a tu pareja que nada en el mundo hará que esa cicatriz desaparezca? ¿Qué tal que es cuando sabes que te está mintiendo porque la mentira es para sí mismo? ¿A lo mejor la mañana en que te levantas y al verlo junto a ti sabes que ya no hay nada que hacer? ¿O aquél viaje largo que lo separa de ti por unos días y quieres morir del dolor que provoca su ausencia? ¿Puede ser estar durmiendo en la misma cama y saber que hay un mar que los separa?
Todas son buenas opciones, sin embargo para mí la peor crisis de pareja es cuando sabes que ya no son una pareja y no encuentras el valor para enfrentarte contigo y después con él y aceptar esta verdad. Es ese terrible miedo que se genera al romper el nosotros y volver a ser un yo.
Porque bien que mal, aún con los pleitos, con el tener que ceder en gustos e ideologías, a pesar de su familia y la tuya, de que en las noches genere olores que cualquier nariz humana se sentiría agredida por estar recibiendo. Es hermoso despertar en la madrugada, angustiada por un mal sueño, y poder llorar abrazada a él y escuchar (con la voz más pastosa que existe) “no te preocupes flaquita, todo va a estar bien”.

Así que con mi estado de pareja de más de la mitad de mi vida. Con la critica de mis amigas que sostienen que no sé estar sola (y no sé si sepa, pero por el momento no quiero averiguarlo), y con todos los comentarios de las solteras liberadas y felices, en mi historia ser pareja me ha hecho crecer, confrontarme, dolerme, reír, divertirme, soñar y gritar. Y esa camino, no lo cambio por nada.

Sianna

Año nuevo ¿Vida nueva?

Comienza el año nuevo y el primer mes se và como agua...
La casa aùn no vuelve a su rutina normal, y cada vez es menos propicia la atmòsfera para meditar los buenos propòsitos! La noche vieja, recibì un mensaje de una persona de la familia y entre otras cosas decìa algo asì como: "En este nuevo año cambiemos todo lo que està mal y decidamos ser mejores personas!" La verdad, viniendo de alguien que se ha dejado llevar por el "què diràn", la imagen visual y la aceptaciòn a toda costa de la sociedad de la clase alta, me intrigò bastante!
Es evidente que mi rechazo por la falsedad que ha invadido y retorcido los valores del mundo actual, sigue intacto. Aùn tengo la esperanza de que un dìa la gente quiera a la gente, que cuide al planeta y se una al bien comùn, pero, a èstos còmo cuesta quererlos, tan sòlo aguantarlos! Como aquella frase se repetìa una y otra vez en mi mente, intentè darle sentido. ¿Què querìa que cambiara? ¿Acaso se estaba proyectando ò la pedrada iba directa? Y es que al calor del brindis, los fantasmas salen y danzan alrededor de quienes los invoquen.
Entonces fuì visualizando lo que serìa de mì, si esta persona tuviera el poder de cambiarme. Lo primero que harìa y con nivel de urgencia, serìa adelgazarme a toda costa hasta dejarme en los purititos huesos. Como el procedimiento le iba a llevar bastante tiempo, podrìa en tanto, cambiar mi tono y corte de pelo, tendrìa que colorear mi piel y serìa bronceada artificialmente; me pondrìa varios postizos, como uñas, pestañas y demàs artificios que existen yà para tales fines; me someterìa a mùltiples operaciones quirùrgicas para corregir los defectos màs acentuados y recurrir a toxinas con tal de no tener arrugas, al menos, a la vista. Mi guardaropa, lo quemarìa en su totalidad en una hoguera, asì como mis contadas joyitas familiares. Habrìa que renovarlo todo!

Ahora, a tomar toda clase de cursos de sanaciòn, perdòn, de manejo de ira, constelaciones familiares, hipnosis, flores de Bach, ungüentos y pomadas; complementos y suplementos; pastillas para dormir, para estar alerta, para quitar la ansiedad, para calmar angustias; de allì a los masajes, mascarillas, spa de manos y pies, toda clase de cremas de belleza, perfumes, accesorios, y todo de diseñador! Ha completado su obra de arte! Me tiene tal y como quiere verme!
Todo este proceso ha provocado una crisis existencial tan grande que deben recluirme en una casa de reposo, inyectarme calmantes para evitar que piense; me consumo en nombre de la apariencia externa! Recapacito y vuelvo a la realidad...
Esa mujer existe y està exactamente como se las describo! Es su propia hermana! Vive, pero no existe! Quiso cambiar todo lo que estaba mal! En el trayecto perdiò dos maridos que la dejaron por otras que no necesitaban embadurnarse cada noche y tardar horas en acicalarse; hay una hija que recibe dinero por afecto y và de casa en casa, buscando atenciòn; perdiò el patrimonio; perdiò la cordura; el deseo de vivir...
Este año nuevo, hay que insistir en lo que està bien; por más sencilla que sea una labor, debemos hacerlo de la mejor manera posible. Lo que màs debemos cuidar es la sensatez! A mì no me preocupa utilizar 34 mùsculos de la cara con tal de dar un beso! Si ponemos amor en aquello que hacemos, habrá una diferencia muy grande! Y seremos mejores personas, ¿no?

Samantha

Año nuevo ¿Vida nueva?

Comienza el año nuevo y el primer mes se va como agua...La casa aún no vuelve a su rutina normal, y cada vez es menos propicia la atmòsfera para meditar los buenos propòsitos! La noche vieja, recibí un mensaje de una persona de la familia y entre otras cosas decía algo así como: "En este nuevo año cambiemos todo lo que està mal y decidamos ser mejores personas!" La verdad, viniendo de alguien que se ha dejado llevar por el "què diràn", la imagen visual y la aceptaciòn a toda costa de la sociedad de la clase alta, me intrigò bastante! Es evidente que mi rechazo por la falsedad que ha invadido y retorcido los valores del mundo actual, sigue intacto. Aùn tengo la esperanza de que un dìa la gente quiera a la gente, que cuide al planeta y se una al bien comùn, pero, a èstos còmo cuesta quererlos, tan sòlo aguantarlos!
Como aquella frase se repetìa una y otra vez en mi mente, intentè darle sentido. ¿Què querìa que cambiara? ¿Acaso se estaba proyectando o la pedrada iba directa? Y es que al calor del brindis, los fantasmas salen y danzan alrededor de quienes los invoquen.
Entonces fuì visualizando lo que serìa de mì, si esta persona tuviera el poder de cambiarme. Lo primero que harìa y con nivel de urgencia, serìa adelgazarme a toda costa hasta dejarme en los purititos huesos. Como el procedimiento le iba a llevar bastante tiempo, podrìa en tanto, cambiar mi tono y corte de pelo, tendrìa que colorear mi piel y serìa bronceada artificialmente; me pondrìa varios postizos, como uñas, pestañas y demàs artificios que existen yà para tales fines; me someterìa a mùltiples operaciones quirùrgicas para corregir los defectos màs acentuados y recurrir a toxinas con tal de no tener arrugas, al menos, a la vista. Mi guardaropa, lo quemarìa en su totalidad en una hoguera, asì como mis contadas joyitas familiares. Habrìa que renovarlo todo!
Ahora, a tomar toda clase de cursos de sanaciòn, perdòn, de manejo de ira, constelaciones familiares, hipnosis, flores de Bach, ungüentos y pomadas; complementos y suplementos; pastillas para dormir, para estar alerta, para quitar la ansiedad, para calmar angustias; de allì a los masajes, mascarillas, spa de manos y pies, toda clase de cremas de belleza, perfumes, accesorios, y todo de diseñador! Ha completado su obra de arte! Me tiene tal y como quiere verme! Todo este proceso ha provocado una crisis existencial tan grande que deben recluirme en una casa de reposo, inyectarme calmantes para evitar que piense; me consumo en nombre de la apariencia externa!
Recapacito y vuelvo a la realidad...Esa mujer existe y està exactamente como se las describo! Es su propia hermana! Vive, pero no existe! Quiso cambiar todo lo que estaba mal! En el trayecto perdiò dos maridos que la dejaron por otras que no necesitaban embadurnarse cada noche y tardar horas en acicalarse; hay una hija que recibe dinero por afecto y và de casa en casa, buscando atenciòn; perdiò el patrimonio; perdiò la cordura; el deseo de vivir...
Este año nuevo, hay que insistir en lo que està bien; por más sencilla que sea una labor, debemos hacerlo de la mejor manera posible. Lo que màs debemos cuidar es la sensatez! A mì no me preocupa utilizar 34 mùsculos de la cara con tal de dar un beso! Si ponemos amor en aquello que hacemos, habrá una diferencia muy grande! Y seremos mejores personas, ¿no?
Samantha

Las chicas: La necesidad de pertenecer a "la bola"

enero 21, 2009

Desde hace tiempo he venido observando la importancia del sentido de pertenencia. Desde que somos chicos, buscamos agradar a las dos personas más importantes: nuestros padres. Si tenemos suerte, (y les tocan unos padres maravillosos como los míos) es muy fácil ser un bebé y sentir que el mundo es un lugar lleno de amor y respuestas inmediatas a tus necesidades. Después empiezas a crecer y empiezan los problemas. Cuando tu pequeño universo se va ampliando, te das cuenta de que el león no era como lo pintaban, que en realidad el simple hecho de “ser”, no te garantiza la aceptación de los demás. Y es entonces cuando se introduce un nuevo significado al “hacer”. Resuelta que de pronto te encuentras rodeado de un grupo de seres que esperan de ti, que quieren que te comportes de una forma o de otra para que puedas pasar el control de calidad, y dependiendo de donde te metas, este “hacer cosas” puede ser desde el más insignificante juego de verdad o reto, hasta llegar a comprometer seriamente tus ideas. Cuando llegas a este punto hay de dos sopas: o te vendes o te rebelas (o por lo menos eso piensas allá entrando a la adolescencia donde todo tu mundo se codifica en negro o blanco). Así que los que somos rebeldes nos inventamos aquello de que no nos importa lo que los demás piensen y al final ni los necesitamos, y los que ceden, se la venden con el rollo de que a fin de cuentas no es tan importante ser un individuo. Pero los rebeldes en realidad pasamos momentos de profunda soledad porque en el mero suavecito de nosotros sabemos que sí que importa y que duele mucho no ser parte de “la bola”. Y los de la selecta “bola” (sí aquellos que recordamos como los más súper cool del mundo) sufren con dar un “mal paso” (y no me refiero al embarazo, si no a cualquier cosa que el colectivo de “la bola” desapruebe), y ser exiliados del pequeño mundo seguro en el que estaban instalados.
Yo siempre fui de los “raros”, “nerds”. Siempre fui de los que observaban el mundo cool y no entraban en él. Y también pensaba que ellos lo tenían súper fácil, porque encajaban en los estándares de belleza y tenían la lana que permitía ponerte/colgarte/manejar/oler/etc, lo que fuera que dictara la moda. Pero con el paso del tiempo, al írmelos encontrando (a esos mismos o a aquellos que no me tocó conocer en la prepa pero que eran de ese prestigiado mundo), me fui dando cuenta que no era real que la tuvieran fácil, sino que su dificultad había estado en otro punto. Al final también tenían que acallar esa tremenda necesidad de pertenecer, y muchos de ellos tenían una necesidad más fuerte que la de muchos “rechazados”, porque en sus familias no había el amor incondicional que había en la mía.
Yo sigo queriendo pertenecer. Busco ser lo mejor que soy. Juego mis roles en cada espacio de mi vida. Con los torbellinos soy la mamá juguetona, cariñosa pero firme y hasta a veces medio hitleriana, pero cuido que siempre sientan el amor tan profundo que siento por ellos. Con las abuelas soy la nieta fuerte que busca apoyarlas. Con mis amigos soy divertida, ingeniosa y leal. Cuido mucho mi boca para no decir algo que pueda lastimarlos. Recurro a todo lo que se me ocurre para que siempre sientan que están haciendo lo mejor en cualquier situación en la que se encuentren, y jamás pienso que sus problemas son poco importantes o algo que tendrían que haber superado ya (estoy conciente de que cada quien está en el proceso que le toca y que no podemos apresurarlo ni minimizarlo). Con mi familia, respeto sus posturas y me aseguro de que sepan que siempre estoy a la mano por si necesitan “pasar un rato”. Con Mr. Bolas soy la amiga, la amante, la compañera. Y conmigo, cuando estoy en ese espacio privado, simplemente soy.
Sigo buscando el sentido de pertenencia. Sigo queriendo ser querida y aceptada, y sigue doliéndome cuando no lo logro. Seguramente la “nerd” que vive dentro de mí nunca dejará de desear ser güera, flaca, y millonetas, pero hoy ni me rebelo ni me vendo, simplemente camino conmigo y busco una “bola” más grande que me pueda aceptar. Y la maravilla de ser “adulto” es que el mundo es un lugar lleno de “bolas” y que cada una tiene un espacio para mí, aunque sea temporal.
Y al día de hoy, eso me basta.

Sianna