Las chicas: Entre pulgas y sexo libre

agosto 22, 2008

Cada familia por lo general está compuesta de un papá y una mamá y un conjunto de mentalidades llamadas hijos. En casa de mi tía eso no es diferente. Anoche celebrábamos el regreso de su pequeño retoño de Europa. Desde que llegamos la casa tenia un intenso olor a melancolía y … pulgas. Es cierto, junto con el pequeño retoño habían llegado unas amigas inesperadas: las pulgas europeas. Que decir de ellas. Estos animalitos tan sofisticados y cosmopolitas no se parecen a la pulga mexicana (o eso me han dicho) eran una mezcla entre piojo negro y mosquita de la fruta (dice mi primo el flaco, que en su infinita sabiduría nos gruñía a todas por el escándalo que un pequeño bichito generaba). Este pequeño animalito había viajado con mi prima desde Florencia hasta la hermosa ciudad Puebla. Su madre (de mi prima, porque la pulga era huérfana), vivía en el paroxismo del asco y la decepción, ¿Cómo siendo ella tan limpia tenía que enfrentarse a la marca de la mugre??? Qué la nena no entendía??? Esas cosas no las hace una niña que ha crecido en la más absoluta limpieza familiar. Por supuesto, toda la ropa de mi prima se encontraba afuera en el cuarto de servicio, y esta cuarto había sido vetado para todos incluyendo a la perrita de la casa. Sobre un bote de basura se encontraba una bolsa de plástico y encima de ella la prueba viviente del descarrilamiento de su pequeño bebé: la pulga. Claro está que sólo con vista de águila llegabas a descubrir tan odiado bicho. Si te asomabas por la ventana solo veías una bolsa de plástico, pero entonces mi tía se acercaba por atrás y te diría: ¿La ves?? Está ahí junto a la “A” (la “a” de wal-mart que era de donde la bolsa venía). Y por tu propia salud física y para no buscar ser altamente regañada, todos dirían: ¡claro… la veo!
Mientras todo esto sucedía en la cocina, en el comedor era otro cantar. El segundo retoño de esa familia, la flaca, exponía sus puntos de vista acerca de sus planes para la vida, a su querido y anciano padre: el Yayo. Yayo es un doctor chapado a la antigua (que a base de la convivencia con sus hijos había ido abriendo esa chapa poco a poco). La flaca, ante senda botella de cerveza, decía con su inocente mirada: Papá. Es que si para los 30 años no me he casado seré madre soltera. Shock, escándalo… su pequeña quería ser madre soltera (y léase que la flaca tiene 25 años). Gorda- gritaba el Yayo- ven a escuchar lo que dice tu hija. A lo cual mi tía le contestaba que eso no tenía la menor importancia, que eran las pulgas de lo que se tenían que ocupar en esos momentos. Y esto era cierto, mi tía había encontrado una pulga que paseaba con gran alegría por su sudadera. El pequeño retoño le se la quitaba con dedos expertos y la tronaba entre sus uñas (a la pulga no a su mamá, aunque creo que si hubiera podido también hubiera tronado a su mamá que ya lloraba por tener “esa cosa encima”) Mamá, le decía, no pasa nada es solo una pulga. Quítala gritaba mi tía, y mañana que venga el fumigador me paro enfrente para que me fumigue a miiiiiii. Y mientras tanto, en la mesa, la Flaca repelaba: “pero papá a poco no vas a querer a mi bebé sólo porque no tenga padre??? No pasa nada, sólo le tendré que poner mis apellidos y listo”. ¿Usar sus apellidos??’ ¿Qué estaba loca esa niña? El ilustre apellido paterno mancillado por una hija que planeaba ser madre soltera??? Nunca. Él se encargaría. Mentalmente empezó a repasar los candidatos para que se casaran con su bebé: Pancho, noooo está muy grande para ella. Diego, es divorciado. Luis, es medio alcohólico. Chispas!!! De donde saco a una carajo pa casar a esta criatura??? “Comonfort … Eureka!!! Ese está libre. No tiene trabajo, pero eso es fácil de resolver. No le lleva muchos años a mi niña (15 solamente) y al ser más maduro que ella la hará entrar en razón”. Sacó su palm del bolsillo de su saco y anotó que el lunes a primera hora había de comunicarse con Comonfort para ofrecerle chamba, y por ahí a su niña. Asunto concluido. Y con la tranquilidad que da el uso del colmillo para ir un paso delante de sus niñas, el Yayo pensaba satisfecho: marcador: los papás 1 las niñas 0.

Sianna

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo desde aquí aplaudo a la protagonista y heroína de esta historia, léase: "La pulga", porque
el simple hecho de haber distraído a la madre de la paseadora, del drama que emergía en la habitación contigüa, me hace pedir, casi suplicar, que por favor me hagan llegar una de esas pulgas a mí!