Crónicas del Palacio: Filtros de amor

agosto 23, 2008

"Algunos odian la idea de estar casados; a otros les encanta. Más gente odia amar pero la mayoría aman odiar. Es una contradicción y desafío sin fin a la que comienzo a acostumbrarme. "
En alguna parte leí ó escuché esa reflexión, y desató mi mente a fluir libre y sin tapujos!
Me gusta estar casada. No es sólo creer que las de mi generación fuimos educadas con ese fin y nuestro sueño era el vestido de novia! Yo aún conservo el bosquejo del que hubiera sido el mío, de haberme casado "como Dios manda", y no simplemente huir de casa...Se antojaba tan romántico!
Estar casado es algo más que un proyecto de vida, eso por desgracia lo descubrí ya tarde, pero también tiene su lado amable, de lo contrario, ¿por qué sigue habiendo parejas que creen en el vínculo?
Es maravilloso tropezarnos con aquel ser humano especial a quien nos encanta molestar por el resto de nuestra vida. Mi esposo no es perfecto pero es siempre bueno mirarlo con paciencia y decirme a mí misma: “Este es el dilema que me encanta tener”.
Me encanta la idea del refugio. La idea de que algo nos sostiene a mí y a él, si dejo de amarlo ó él deja de amarme hasta que volvamos a enamorarnos. De todas maneras, dicen que el amor requiere que sigamos enamorándonos una y otra vez… sólo que con la misma persona!!!
Mi esposo me vuelve loca algunas veces al igual que yo lo hago con él. Me exaspera y me hace pensar lo que le hace a mis nervios el mostrarme amigable con la misma persona todos los días. Pero al final del día, todo aquello es compensado por un hombre que muy a su manera,
también vive para mí, y disfruta el tenerme al grado de sufrir por compartirme!
Estar casada me hizo darme cuenta de los placeres sencillos de la vida como las caricias y besos incondicionales, el conversar saboreando una deliciosa taza de buen café, el reír, el cocinar y comportarme de manera tonta con mi esposo durante los ratos libres que tenemos, y ahora, en la etapa de la abuelez, donde nos permitimos toda clase de excesos, somos desmesurados y "cómplices naturales" de estas encantadoras creaturas que llegan a endulzarnos la vida, como recompensa a los tragos amargos que nos hacen pasar sus progenitores!
Esos, que yo llamaba "pequeñas esponjas", porque absorbían hasta la última gota de nuestra energía, pero con un sólo abrazo nos la devolvían con creces! Y luego, crecieron, y me hicieron experimentar el infierno en la tierra en la forma de calcetines regados cerca de la canasta de la ropa sucia, que al parecer , resultaba mágica ante su poder de no vaciarse nunca; pastas de dientes dejadas abiertas en la bañera, por cierto, llenas de pelos y otras extrañeces; camas sin arreglar, encontrar a media sala toda clase de herramientas, artículos deportivos y singulares piezas de algo que seguramente anda por ahí a medio armar, ronquidos cada vez más fuertes, chistes que me afectan personalmente y restos de comida y grasa en mis muebles. ¡Ugh!
Pero que formaban parte del diario vivir como padres, también! Haciéndo una larga reflexión, pienso entonces... ¿qué son estas pequeñeces comparadas con largas noches solitarias, que pasé durante nuestro periódo de alejamiento? Cuando el distanciamiento de nosotros como pareja fracturaba la relación y convivencia de los hijos...
Una Navidad disfrazada de falsa alegría, cuando el alma lloraba; el Día de San Valentín pasado frente a una novela cursi, ahogándome en soledad y resentimiento contra aquellos que tenían a alguien con quien celebrarlo; pláticas insulsas y sin fin con seres humanos abrumadoramente buenos para nada y malas mañanas en las que nadie se preocupa por desearte un buen día...
¿Eso era todo? ¿Así iba a terminar? Me negaba a resignarme! Sabía que debía luchar aún dentro del marasmo en que me encontraba!
Estar casada es divertido pero, ¿quién soy yo para decir eso? Sólo he estado casada por más de 35 años! Posiblemente mi opinión sobre el asunto resulte arcaica e inservible para las parejas jóvenes, que argumentan que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas y que es preferible acabar con la relación cuando éste se apaga en lugar de entrar a la hueca monotonía del matrimonio...
Sé que ha sido un camino largo y tortuoso pero lo que es importante es que me he hecho la promesa y a este matrimonio de que voy a dar lo mejor de mí, y sin esperar convencer a los demás lo que es el verdadero amor, desde mi muy particular punto de vista.
Dista mucho del romanticismo y no tiene que ver con el erotismo. Más bien es una comunión de corazones que es posible si uno tiene fé en ello.
Es una alianza que va mucho mas allá de los sentidos y es capaz de sufrir y negarse cualquier cosa por el otro, por absurdo que suene, así es como he logrado vivir con mi esposo el doble de tiempo que viví con mis padres, y posiblemente, esto yá no les funcione a las nuevas generaciones...Alguien me preguntó la fórmula mágica ó el filtro de amor para continuar casados al paso de tanto tiempo y creo que no es tan difícil de explicar.
Simplemente yo me dedico a hacer feliz a mi esposo y él se dedica a hacerme feliz a mí... Si acaso hubiere quién se atreva a ponerlo en práctica, le animaría saber que va a sobrevivir al intento!

Penélope

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