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Felicidades!!!!
Sianna
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Las chicas: Entre el amor y el buró de crédito
diciembre 17, 2007Al terminar de escuchar tan romántica historia, no me queda más que pensar que ser abordados en el centro comercial o por teléfono por la raza infrahumana de los tarjeteros de crédito, puede ser una gran oportunidad, así que la próxima vez que alguien les ofrezca una (tarjeta), piensen muy bien antes de gritarles que se vayan al diablo por que ya estamos en el buró de crédito, porque Who knows? El amor de tu semana puede estar justo detrás de la solicitud de crédito.
a la/s 9:05 a.m. 1 comentarios
Muriendo
Hades
a la/s 8:34 a.m. 1 comentarios
El exorcismo de la Loba
diciembre 12, 2007a la/s 8:42 a.m. 0 comentarios
Las Chicas: Una que parece de Bolas pero que en realidad no lo es
Entiendo que cuando la usamos nos referimos a que alguien no está cumpliendo con tus expectativas. Pero creo que vas más allá. ¿Cómo podemos cumplir las expectativas de alguien y no dejar de ser quienes somos? Si desde que nacemos somos lo que somos, por lo menos en esencia, y después vamos moldeándonos de acuerdo a la historia que construimos día a día. Si somos el resultado de una serie de decisiones, de respuestas ante lo que la vida nos presenta. ¿Cómo podemos ser distintos a lo que ya somos?
Generamos una gran cantidad de expectativas en la vida. Desde cosas simples como el sabor que vas a obtener al probar determinado alimento, hasta el color de ojos del hijo que tienes en el vientre.
Tener expectativas es un arma de dos filos. Por un lado te mueve a buscar aquello que quieres y puede ser un excelente motor de impulso, pero por el otro, es una fuente constante de frustraciones. Y finalmente todo se reduce a la tremenda necesidad que tenemos como seres de querer controlar todo lo que nos rodea. Nos creemos la historia de que si tenemos todo “bien amarrado” entonces nada nos tomará por sorpresa y por lo tanto, nada nos dolerá. Pero a veces, duele más encontrarte con lo que ya esperabas que obtener una deliciosa sorpresa. Si pudiera soltarme más, si tuviera una actitud más receptiva, si confiara más en que la vida es inteligente, tendría una expectativa general de bienestar, necesitaría controlar menos mi entorno y a mi gente, y creo que podría sentirme más satisfecha. Tendría menos miedo.
Tengo un hijo pequeño (de 6 y medio para que él no se ofenda por la pérdida de su medio año que tanto trabajo le ha costado) y es en él en quién pongo más expectativas que en nadie. Espero que sea fuerte y sepa defenderse. Espero que no viva los rechazos que yo viví de niña. Espero que sea inteligente (que lo es) y que la cosa de la escuela no se le complique. Espero que sea aceptado y amado por sus amigos.
Y en tanta espera olvido que él es un niño lleno de amor y ternura, que es suave en su sentir y fuerte en su perseverancia. Que es protector con su hermana (sí, también tengo una “torbellina”). Que sabe esperar. Que entiende que tengo que trabajar y pasar poco tiempo cerca de él. Que en las noches cuando llego a casa es quién me acompaña y me dice que me ama más que a nada en el mundo. Que me ayuda a cargar las bolsas de super y la mochila de torbellina. Que me pide que le ponga high school musical la cantidad de veces suficiente como para que yo me sepa la letra de todas las canciones. Que se mete a mi cama en las mañanas y me hace cariñitos. Que me ama sin condiciones y siempre es feliz de verme. Olvido que él es él y que es totalmente diferente a mí. Que tiene una historia y una esencia diferente de la mía, que le van a doler cosas distintas que a mí. Pero más que nada, olvido que él es perfecto, que tiene en sí mismo todo para ser feliz (y lo es), y que mi trabajo como su madre es acompañarlo en su caminar y amarlo incondicionalmente.
Así que una noche más me prometo respetarlo y recordarme que él es mi Artur y que su existencia en mi vida me ha llevado a superarme a mí misma y a descubrir que ser mujer es lo mejor del mundo sólo por la oportunidad de ser su mamá.
Y ruego con fuerza que no se me olvide y que cuando me pase el ataque de culpa de “mala mamá” no regrese a mis viejos hábitos.
Sianna
a la/s 8:40 a.m. 8 comentarios
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diciembre 10, 2007a la/s 1:39 p.m. 0 comentarios
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Las Chicas: En la raya
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a la/s 1:26 p.m. 0 comentarios
Las Chicas: Entre el tiempo y el compromiso
¿Qué pasa cuando lo mejor que ellos dan no es lo mejor que nosotras queremos si no el mínimo indispensable?
¿Estaremos siendo increíblemente idealistas? ¿O increíblemente tontas? ¿Vale la pena seguir tratando de comunicarnos con ellos o encontramos la manera de coexistir con el pilín y el egoísmo?
Empiezo a considerar que nuestras prioridades son distintas. Nosotras necesitamos de un profundo sentido de pertenencia, vivimos en el cuento de hadas k a todas nos contaron para irnos a dormir cuando éramos niñas. Y pasamos la vida buscando al príncipe azul, el que va a pelear todas las batallas por nosotras, el que vencerá al dragón, el que desafiará a la sociedad por defender nuestro amor, el que con sólo besarnos nos robará el aliento. Y siendo justa, Mr. Bolas se acerca en muchos momentos a este príncipe, pero a veces, lo beso y pasa lo opuesto al cuento, el príncipe se vuelve sapo y croa con toda la fuerza de su ronco pecho. Entonces quiero correr, alejarme lo más que pueda de él, hacerme una lobotomía y pretender que jamás sentí mi piel arder en sus brazos, que jamás me eleve a las alturas del placer una noche perdida en una cabaña. Que jamás olvide mi nombre y mi identidad al vaciarme en sus labios. Que no me dejé a mi misma de lado y olvidé donde terminaba yo y empezaba él. Que comprometí la parte más profunda de mi ser y que aún cuando croa esta parte estúpida de mi lo único que quiere es un día más cerca de él.
Así que respiro, lloro, y recuerdo que yo tampoco soy la princesa del cuento, y que por idiotez o por amor, mi espíritu está atado a Mr. Bolas y secretamente siento una profunda satisfacción de que así sea.
Sianna
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Las Chicas: Sucumben
Primero que nada, tengo que empezar por pensar que hay mucho de falsedad en las posturas que tomo cuando peleo con Mr. Bolas, no es que yo quiera mentirme, pero si que la emoción me lleva a pensar las cosas en términos radicales (pues me largo, pues esto no funciona), pero en el fondo sé que ni voy a largarme ni es que esté convencida de que no funciona. Sé que a veces no es funcional, pero también sé que hay una parte de mí que no deja la esperanza. También me doy cuenta, que mi manera de hablar de Mr. Bolas lo hace parecer el malo del cuento (y no es que no lo sea) cuando en realidad yo pongo mi parte (y muy bien puesta) para que los pleitos sean como son.
Anoche cuando me reuní con él, le comenté que Mi gurú había dicho lo de la sucumbida y él por supuesto se infartó. Las pincheschicas.com hacían su aparición una vez más, y alteraban la mente de su mujer (porque últimamente ha decidido que él es mi único dueño, a lo cual yo respondo que pensaba que mi única dueña era yo, sólo para obtener la réplica de ¿pues que te mandas sola?) entonces con toda seriedad me preguntó si yo creía que la gurú tenía razón. Y si la tiene, porque es real que no le toma mucho hacerme olvidar el mal rato que pasé, es cierto que cuando estoy con él y hay armonía, me parece que vivo en el estado perfecto de las cosas, es impresionante el embrujo que ejerce sobre mi estado de ánimo y como si no funciono con él, no funciono en ningún lado. Pero al mismo tiempo mi hermosa gurú reconoce que todas las chicas sucumbimos ante esta influencia por elección propia. Así que aún cuando aparentemente hemos cedido nuestra libertad a estos carajos, la realidad es que es aparente el dominio y el ownership de ellos, porque somos nosotras quienes elegimos a quien se lo damos, como se lo damos, cuando se los quitamos y más allá, sabemos perfectamente que estamos ganando al ceder.
La libertad tiene tantas caras como elecciones hacemos en la vida. Durante mucho tiempo creí que mi libertad era el derecho de hacer lo que mejor me pareciera, pero si esto fuera absoluto, entonces cuando trabajo, cuando soy mamá, cuando soy amiga, cuando soy hija, cuando soy pareja, dejaría de ser libre. Y la libertad está en la naturaleza del ser, y es motor de vida. Por lo tanto, hoy pienso que la libertad es la capacidad de adaptación que tenemos a los roles que jugamos en la vida, es la inteligencia que nos guía para sentirnos bien. Y la sabiduría para elegir como usamos la libertad es exclusivo de la experiencia de haberla cedido para recuperarla cada vez con más fuerza. O por lo menos así lo vivo yo.
Sianna
a la/s 1:22 p.m. 0 comentarios
Cortando el listón
Taldira
a la/s 1:21 p.m. 0 comentarios
Las chicas: En el inicio..
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a la/s 1:19 p.m. 0 comentarios
Un Caso perdido
diciembre 06, 2007Para colmo de males, la novia tenía una lívido muy baja, así que mi amigo, andaba como lobo en busca de presa constantemente con las crudas de “después de”.
Finalmente se casan se van a vivir juntos y aunque no les falta nada, el sexo no mejora, la relación se desgasta y después de 5 años de novios, no duran ni uno de casados.
En el transcurso del último año, él conoce a una chica muy vivaz, dinámica, hija de familia, famosa, sexualmente muy activa, que tiene novio y dice estar enamorada de mi amigo. Él acepta que ella siga con el novio entendiendo que “es muy difícil cortarlo por teléfono” (él vive en Suecia) y también acepta que el fulano llegue de vacaciones y se quede en la casa de ella. Mi amigo se rinde de amor. La adora, dice serle fiel, le hace una mega fiesta de cumpleaños, se la lleva de viaje y hace planes para casarse con ella, le urge rentar un nuevo depa para tener un lugar que ofrecerle.
La chica, después de hablar con el novio de planta, descubre que lo que sea que tenía con mi cuate, sólo era un enamoramiento momentáneo y lo bota. El novio sueco que trajo anillo el compromiso, y que es completamente aceptado en su casa, regresa a sentar cabeza.
Resultado = Mi amigo se desbarata en llanto, le ruega, le pide, le exige, trata de conciliar, ofrece disculpas por errores que desconoce, llora de nuevo, no duerme , se deprime, después se encabrona y la ofende, para supuestamente poder cerrar el ciclo. Han pasado algunos meses de esta situación. Mi amigo es ahora un promiscuo de marca, se acuesta aquí y allá, lo cual por si mismo no es malo, cada quién su cola, lo triste es que afirma estar muy bien. Gasta mucho dinero. Va continuamente al gimnasio. Pregona que nosotras las mujeres estamos llenas de exigencias. Que finalmente descubrió que éste es el estado natural de su persona De esta manera, se evita crudas morales y nadie le rompe el corazón.
Yo lo observo y no puedo evitar que salga de mi ronco pecho un: “no mames Enrique. Si pudieras volver a sentirte como la tarde que llegaste a mi casa y me dijiste que estabas enamorado como nunca en tu vida, te volverías a tirar al vació sin paracaídas otras tres veces, no me inventes cosas”. Enrique se queda muy serio y baja la mirada, seguimos caminando rumbo a su casa.
Alguien explíqueme ¿qué chingados le pasó? ¿En verdad un hombre puede cerrar tanto su cerebro por un desengaño amoroso?, ¿Dónde quedó el sexo fuerte? ¿Y…. que chingados le pasa a la chavita que lo despecho? ¿Quién la regó?
A todos los que lo lean, dejen sus comentarios, creo que todavía puedo echar otro huesito en su maquinaria cerebral, para que deje de hacer pendejadas.
Una Loba preocupada
a la/s 4:11 p.m. 1 comentarios
Las Chicas: Entre las mazmorras y el Castillo
Esta situación merecía un cuidadoso análisis. Así que con algunas horas de meditación concluí que estoy esperando. Aja! Fantástico! Brillante! Pero ¿qué espero?
Espero sentir que a pesar de la turbulencia (ya he comentado que Mr. Bolas dice que somos turbulentos) va a funcionar y que no vamos a mandarnos derechito al carajo al primer pleito fuerte que tengamos.
Espero que el resuelva sus “27 pendientes” y pueda comprometerse al tipo de relación que yo quiero ahora para mí.
Espero que cada uno logremos controlar a la bestia interna (entiéndase celos, posesión, control, lucha de poder, temperamentos explosivos) y una vez que la encadenemos en la mazmorra, nos mudemos al castillo.
Espero que todas las piedras que han aparecido en el camino de la relación, vayan desapareciendo o, por lo menos, amontonándose a un lado del camino, para dejar pista libre.
Y espero, ahhhh vaya como lo espero, que lo que sentimos no se muera en el proceso de todo lo que espero.
Y al darme cuenta de todo lo que espero, concluyo respondiendo a la pregunta de inicio: ¿Será que he dejado de ser romántica e idealista? ¡La manga del muerto! Cuando más, ahora soy más vieja y precavida, pero práctica y realista, a lo mejor para el siguiente sexenio, y eso si mete con tiempo mi propuesta ante el Congreso de la Unión.
a la/s 12:03 p.m. 9 comentarios